— ¡Jace! — dijo Stephano con odio — ¿Qué es lo que haces aquí? —lo miraba con furia
—Vine por un pequeño encargo— sonrió. En su sonrisa y en su mirada pude notar maldad. Tenía un toque demoniaco en ellas.
Stephano me apartó, colocándome detrás de él.
—No te la llevarás— estaba a la defensiva.
— ¿Sabías que esto pasaría? — no tenía expresión alguna en el rostro —Me la tengo que llevar, su tiempo contigo se terminó.
— ¿Qué es lo que quieres decir con eso? — le pregunté a Jace.
— ¿Tu eterno enamorado no te dijo? — respondió con sarcasmo
— ¿Qué es lo que está pasando aquí? — llegó Carlo a preguntar con el semblante confundido. Algo no estaba bien.
—Carlo, aléjate— le grité. No quería que Jace le hiciera algo.
— ¿Qué te pasa estás bien? — en sus ojos pude ver que seguía esa confusión
—Aléjate— hice un gesto y moví la mano para que se alejara y no se acercara más —no te acerques; él te puede hacer daño.
—Angie— se pasó la mano por el cabello — ¿de quién estás hablando? — él no podía verlo —aquí no hay nadie— seguramente pensó que estaba alucinando o que estaba bajo un hechizo.
Estaba frente a él y no podía verlo
—Mary Elizabeth él no puede verlo. Sólo nosotros podemos— me susurro Stephano
— ¿Carlo es eterno porque no lo ve? — pregunté de la misma manera
—Él es reencarnado, niña— se acercó a Carlo y le pasó la mano frente a los ojos —Sólo los ángeles caídos, nefilims y los puros pueden verme.
Me quedé fija mirándolo.
—Stephano, sólo me estas quitando tiempo y sabes que eso es lo que nos hará falta. Dámela y quítate de problemas— se notaba desesperado, ya que Stephano no cedía.
Stephano me apartó y me aventó el comenzó a luchar con él. Miré a los demás, lo veían como si estuviera loco.
—Sólo baila— dijo Carlo para calmar el momento.
Hice que sonara una canción con buen ritmo, para que creyeran que bailaba. Creé una distracción, le prendí fuego a la mesa más alejada, todos se acercaron hacia ella. Yo me acerqué a Stephano
—Tú y yo nos iremos a otro lugar—le susurré al oído
En voz baja dije:
—Ibimus domum— chasqueé mis dedos y aparecimos en el departamento. Él siguió golpeando a algo que no estaba.
—Stephano, tranquilo— lo tomé de la mano para calmarlo
— ¿Dónde está? — comenzó ver alrededor — ¿Qué hacemos en el departamento? — preguntó confundido.
—Escapar— fui a mi recámara, entré, saqué una maleta y comencé a guardar mis cosas. Él corrió detrás de mí.
—Recuperaste tus poderes, ¿no es así? — preguntó recargado en el umbral de la puerta de mi habitación.
—Sí, pero eso es algo que ya sabías— saqué la ropa de los cajones y la aventé a la cama —aunque no me preguntaras
—Tenía mis sospechas por tus ojos, pero no creí que...
Lo interrumpí
—Después de esto, ya no podemos estar aquí
— ¿Cuándo pensabas decirme? — se hizo el indignado parándose frente a mí para que lo mirara y no pudiera evadirlo.
— ¿Y cuándo pensabas decirme que los ángeles caídos me quieren raptar? — pregunté de la misma manera —lo mejor será regresar a Italia— solté la bomba
— ¿Italia? — se cruzó de brazos y arqueó una ceja —Es irnos a la boca del lobo
— ¿Se te ocurre algo mejor? — le pregunté
—No
—Yo no quiero que Jace me lleve con los ángeles caídos— respiré profundo y exhalé —Y quiero terminar con todo esto y la mejor forma de hacerlo es regresar a donde todo comenzó.
—Deberías escuchar a los ángeles caídos— su voz fue pacifica
— ¿Escucharlos? — bufé — ¿por qué no dejaste que Jace me llevara?
—Larga historia— con esa respuesta supe que no dejó que me llevara por orgullo y seguramente alguna disputa pasada entre ellos.
—Será mejor que nos vayamos— repetí con voz fuerte y clara
—Cambio de planes, entonces.
Sacó su celular y comenzó a marcarle a alguien.
—Cambio de planes, encuéntranos en una hora en el aeropuerto.
Me giré para verlo, lo miré con odio
— ¿A quién le marcaste? ¿A tus amigos caídos?
—No— rió
— ¿Aeropuerto? ¿Si sabes que con un chasquido puedo aparecer en Italia?
—Sí, pero no podemos hacerlo— se sentó sobre la cama
— ¿Por qué? — comencé a doblar la ropa que dejé en la cama.
—Te rastrarían más fácil— me tomó de las manos —No crees que será demasiado lógico que regresemos a Italia.
—No creo que nos piensen tan estúpidos como para huir a ocultarnos a la boca del lobo.
Me miró incrédula
—Sólo hazlo sin cuestionar ¿sí? — sonó casi como una súplica —yo sé porque lo digo— me soltó.
—Está bien, confiaré en ti. Pero antes de ir a Florencia haremos una escala.
Stephano compró tres boletos a un rumbo desconocido y aún no sabía quién viajaría con nosotros. Todo era completamente secreto, según él.
Estábamos sentados en la sala de espera, cuando a nosotros se acercó un joven aproximadamente de unos veintitrés años.
—Stephano, aquí estas— sonrió
—Hola— lo saludó
—Hola, Mary Elizabeth— me miró con ternura
Me sorprendí
¿Cómo supo mi nombre?
—Él es la persona que viajará con nosotros.
—Mucho gusto, soy Gonzalo en esta vida. Pero quizás me recuerdes como Jerome.
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Oscura Noche
FantasiDespués de enterarse que toda su vida es una mentira que ella misma creó, Angie, cuyo nombre es Mary Elizabeth. Tiene una nueva misión: descubrir quien mató a su madre, recordar dónde traspasó sus poderes y regresar a Italia a terminar lo que inició...