Oscura Noche

Capítulo diez

Llegué al lugar donde sería la fiesta de Carlo. Era en un jardín a un costado del mar, toda la zona estaba cubierta de carpas color blanco. En la entrada estaba un hombre alto y fornido, vestido de negro, tenía en sus manos una especie de lista.

—Buenas noches, señorita—me miró de reojo — ¿Cuál es su nombre?

—Ángela Márquez

Seguramente debió poner ese nombre en la lista. Comenzó a buscar.

—Aquí esta— señaló en una hoja —pase y bienvenida— alzó la cadena para dejarme entrar.

Me adentré a la fiesta. Comencé a buscar a Carlo para darle su regalo. A lo lejos pude verlo platicando con unas chicas. Me acerqué a él. Usaba un traje azul marino sin corbata, camisa blanca y zapatos negros. Estaba demasiado formal, para el calor que hacía a mediados de agosto.

—Hola— sonreí

— ¡Angie!— me abrazó — me alegro mucho que estés aquí— me soltó.

—Gracias por invitarme.

— ¿De verdad crees que no invitaría a mi mejor amiga a mi fiesta? — bufó

—No

Él sólo sonrió.

—Ven quiero platicar contigo— me tomó del brazo y nos dirigimos hacia un lugar más calmado. Desde donde estábamos se podía ver el mar y sentir la brisa de una noche de verano.

—Un lugar maravilloso, donde decidiste hacer la fiesta

—Sí, sabes que a mi mamá no le molesta derrochar dinero— se quitó el saco, seguramente ya no pudo más.

Carlo tuvo mucha suerte en nacer en una familia adinerada. Su mamá casi no le perdona que hubiera decidido estudiar en la preparatoria pública. Y yo tampoco, pero después de descubrir todo, entendía sus razones. Tenía una sonrisa, pero su semblante cambió por completo en menos de un segundo.

— ¿Qué pasa Carlo? — comencé a preocuparme debido a su cambio de ánimo.

—Alyssa me dijo que piensas irte a Italia.

—Eso ya lo sabías desde antes que fuera internada en el hospital.

—Sí, ya lo sé. No estoy de acuerdo en que te vayas sin tus poderes, podría ser peligroso. Recuerda que ahí esta Dante y tu padre.

— ¿Qué sabes tú sobre ellos? — iba a decirle que ya tenía mis poderes de regreso, pero primero indagué un poco.

— ¿Lo que recuerdo? — pasó la mano derecha por su cabello.

—Sí.

Respiró profundo.

—Dante siempre ha trabajado para tu padre. Es su fiel seguidor, hace lo que le pida sin preguntarle razones.

—Él es el hijo que siempre quiso tener. Quería que nosotros hiciéramos lo que él decía sin cuestionarlo.

—Pero nunca lo consiguió— sonrió

—Así es.

—Tú y tus hermanos siempre fueron muy rebeldes. Por tu parte nunca seguiste las reglas que acataba la orden de los eternos y tus hermanos fueron igual que tu. Jeremiah se enamoró de mi hermana, eso a tu padre no le gustó, incluso les prohibió ser pareja, cuando se enteró de su relación mandó a matar a mi hermana.

—Sí, Alena fue quien lo hizo.

—Así es; ella también lo pagó. Y por último está Jerome que estaba enamorado de un hechicero