Capítulo cuarenta y tres

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STEPHANO

Un oscuro cielo nos cubría, decidimos hacer el funeral de todos los muertos en nuestra batalla, después del atardecer. Escuché como Alyssa lloraba, Jeremiah la consolaba. Él también estaba triste, lo noté en su mirada, había perdido a su hermana y hermano, esta vez de manera definitiva. Alyssa perdió a su mejor amiga y a su hermano una vez más. Por mi parte, el amor de mi vida yacía bajo tierra.

El sacerdote me dio la señal y pasé al frente.

—Gracias a todos por estar aquí. Para ninguna de las personas que estamos aquí fue fácil todo lo que vivimos hace dos días. La guerra termino, ganamos, pero a un costo demasiado alto. Todos perdimos a alguien importante en nuestras vidas—solté una respiración sostenida—Para mí, es uno de los peores días de mi vida. La primera vez que me pasó, nunca creí que lo superaría, pero después tuve un poco de esperanza al saber que Mary Elizabeth estaba viva, pero ahora eso no es posible. Esta vez la vi morir en mis brazos y es una de las peores experiencias que he tenido aquí en la tierra. Sólo queda decirles a todos—miré a Jeremiah y a Alyssa—que tenemos que ser fuertes y continuar con nuestras vidas, porque así lo hubieran querido ellos y sobre todo, para que sus muertes no hayan sido en vano.

Asentí

El sacerdote dio su bendición, roció con agua bendita ataúdes y comenzaron a bajarlos.

En definitiva era un adiós para ella y para mí. Era un hasta siempre al amor de mi vida, a mi todo.

Después de enterrarlos, los eternos comenzaron a retirarse. Le ofrecí a Jeremiah quedarse en mi casa, con Alyssa, después de los eventos vividos, debía ser difícil para él entrar en esa casa, porque en todos estos años, no fue más que una prisión y ahora es un recuerdo constante de la pérdida de todos los miembros de su familia.

—Stephano—me habló Aly—Jeremiah y yo nos vamos para la casa, ¿quieres venir con nosotros?

Negué con la cabeza

—No, me quedaré otro rato aquí

Ella asintió

—Nos vemos en la casa—trató de sonreír, pero hasta ella, quien siempre tenía una sonrisa en las peores situaciones, le fue difícil hacerlo en ese momento.

Cuando todos se fueron me senté en el suelo, a un lado de la lápida de Mary Elizabeth. Suspiré y comencé a hablar con ella.

— ¿Tienes idea de lo que será mi vida sin ti? Ahora sí es de verdad. En los años anteriores tuve la esperanza de poder encontrarte, pero por irónico que suene, ahora sé donde estará tu cuerpo, porque tu alma sé que pronto reencarnará y tendré que buscarte de nuevo. Te amo, mi hechicera, siempre lo haré y no me importará como sea tu próximo cuerpo.

Escuché el crujir de las hojas del suelo, inmediatamente me levanté, mis sentidos estuvieron en alerta, miré hacia todos lados, pero no vi nada sospechoso. Después de los eventos y de la amenaza de Dante, cuando escapó después de la muerte de Mary Elizabeth, estaba en ese modo todo el tiempo.

—Pronto vendré a visitarte—toqué la lapida y me fui de ese lugar.

Caminé con rumbo a mi casa. Al llegar, Alyssa y Jeremiah estaban en la cocina, tomando una taza de té.

— ¿Stephano? —escuché la voz de Jeremiah. Me acerqué a ellos

— ¿Quieres una taza de té? —me preguntó Alyssa

Asentí

—No me vendría mal una—me senté en la mesa que había en la cocina, a un lado de Jeremiah.

Oscura NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora