Capítulo treinta y seis

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Lo miré a los ojos, lo noté nervioso. Se encontraba parado frente a mí. El sol estaba en lo en su punto exacto, estábamos en la sombra, pero aún así, pasaban rayos de luz entre las hojas de los árboles, los cuales se reflejaban en sus ojos. Se pasó la mano por el cabello en señal de desesperación, no hallaba la manera en cómo decirlo.

— ¿Qué es lo que me vas a decir? — pregunté de lo más calmada.

—Mary Elizabeth yo... te...

Pero no pudo terminar la oración, porque de entre los árboles vi como salió Stephano

—Stephano— pronuncié en voz alta, Carlo se giró hacia él y ya no dijo nada más.

A los segundos, a un lado de él, apareció una rubia alta, hermosa, era la viva imagen de un ángel, y debía serlo, al igual que él.

— ¿Quién es ella? — le pregunté a Carlo

—Ciara— respondió mirándome de nuevo

— ¿Ella es un...?

—Sí, también es un ángel caído— respondió antes de que terminara de hacerle la pregunta. Carlo se paró a un lado de mí, me miró a mí y luego a Stephano.

Stephano y yo nos sostuvimos la mirada por unos minutos, ninguno de los dos dijo algo y tampoco nos movimos. Cuando él estuvo a punto de hacerlo; ella se lo impidió. ¿Qué era lo que pretendía? Él le quitó la mano, ella hizo un gesto poco agradable. Comenzó a acercarse hacia mí. Carlo sonrió, se paró frente a mí y tomó mi mano.

—Voy con Alyssa a ver a Jeremiah, esto es algo que tú y él tienen que arreglar y nadie tiene que intervenir, ni siquiera Ciara— Pero ella no pensaba lo mismo. Carlo se fue y a los tres segundos Ciara estaba frente a mí

— ¿Qué es lo que haces aquí? — preguntó en un tono molesto

—Eso creo que es algo muy lógico, con una guerra que se aproxima tu pregunta es algo estúpida— le respondí con el mismo tono

—Eres una traidora, no tienes por qué estar aquí— me miró con desdén — ¿Sabes lo que él ha sufrido? — me gritó

Mi semblante se entristeció.

—Claro que no— se respondió —Tú no estuviste ahí para ayudarlo y sacarlo adelante cuando te creyó perdida. Estuvo en una gran depresión y todo por tu culpa. No mereces que él te ame de esa manera— expresó enojada

—Sé que soy la responsable de su sufrimiento— no lo negué, eso lo sabía, yo también había sufrido por lo que hice —pero lo hice por él— respiré profundo — ¿sabes lo que es sacrificarse por una persona que amas? No lo creo— solté la respiración —Fui en contra de mis ideales y convicciones, sólo para que él no sufriera más de la cuenta, si algo me llegara a pasar, pero veo que no podrá ser así— la miré directamente a los ojos, sus ojos negros me decían que tampoco tenía alma, pero al igual que Stephano sabía muy bien como simular las emociones de un humano.

—Si quieres que él no sufra por ti es demasiado tarde y si quieres que te odie, tampoco podrá hacerlo— las palabras raspaban en su garganta, supe en ese momento que ella quería a Stephano, pero él no podía quererla más que como una amiga.

—Te duele decirme todo esto, ¿no? — en ningún momento bajé la mirada, siempre la sostuve.

—Yo si lo quiero y si estoy aquí es por él. Por desgracia él te quiere a ti, pero por lo visto tú no lo quieres a él— arqueó una ceja.

—No digas eso— me sentí ofendida —Lo amo y si hice todo esto, fue por él, sólo por él.

—Si lo quieres, ¿por qué lo haces sufrir tanto?

Oscura NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora