Capítulo 7

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Stella

Flor es la única que sabe del nuevo edificio. No quise que nadie se enterara hasta que estuviera en mi total posesión. La dueña menciono que ya tenia todos los papeles legales en orden. Solo faltaba el resto del dinero y mi firma.

O eso era lo que creía.

Cuando me hablo para decirme que había un pequeño percance. No tuve otra reacción más que poner los ojos en blanco, cuando la gente trata de hacer las cosas legales sin asesoría es molesto.

El miércoles que fui a ver el lugar, es justo lo que tenia en mente. Va a ser perfecto.

Hoy es domingo, ayer me entere que el pequeño percance es que soy copropietaria, del edificio con un idiota.

El día que hice la compra, él lo hizo al mismo tiempo, como si hubiéramos estado conectados. La mujer me contó que mientras ella aceptaba mi pago, su ex prometido aceptaba el otro pago.

Maravilloso.

Parece que él se entero primero porque su abogado fue el primero en contactar con los ex dueños para arreglar el pequeño detalle.

Ofreció simplemente regresarme mi dinero. Junto con una pequeña compensación por las molestias. Muy amable de su parte.

Como si me hiciera falta su limosna.

Es inevitable no poner los ojos en blanco mientras recuerdo. Una mala costumbre que esta regresando.

Deje pasar el tema por el fin de semana. Ya mañana haré arder el mundo pero no arder en él. Hoy solo quiero relajarme jugando tenis. Hace mucho tiempo que no socializo.

Últimamente mi vida se basa en ponerme al corriente con la joyería. Desvelarme viendo qué mejoras hacer.

Incluso Mae ya regreso de su viaje espiritual a Australia y no la he visto. Quedamos para desayunar en un club deportivo que a mi mamá le encantaba venir. Es muy exclusivo, y si no eres miembro solo puedes entrar como invitado.

Mae y yo somos miembros gracias a nuestras mamás. Mientras ellas años atrás platicaban tomando el sol, Mae y yo jugábamos en las albercas. Extraño eso.

Creo que puedo decir que para un buen desayuno y jugar tenis si vale la pena despertarse temprano. Llevamos parte de la mañana jugando cuando decidimos que es hora de desayunar algo.

Mae escoge en la segunda planta en el balcón para desayunar, diciendo que quiere tener la vista que tenia los que estaban antes.

Mientras nos dirigimos a nuestra mesa no puedo evitar notar como un rubio de cara familiar se me queda viendo. Toda la mañana ha pasado, las faldas de tenis son divinas, y a nosotras nos quedan espectaculares.

La de Mae es un poco mas corta que la mía, haciendo referencia a nuestros gustos, tan similares y a la vez diferentes. Cuando nos vimos no pude evitar pensar que parece que nos pusimos de acuerdo.

El rubio parece reconocerme y sonreír mientras levanta su mano derecha. Las otras dos personas sentadas en la misma mesa que él lo ven con curiosidad.

Tardo unos segundos en reconocerlo y acercarme a saludarlo.

— Ha pasado tanto tiempo.— Dice levantándose para darme un pequeño abrazo, lo acepto por educación y la verdad porque también me alegra verlo. Pero me alejo rápidamente.

Estuve sudando mientras jugaba bajo el sol, no me veo mal, pero cuando estoy así no me gusta estar muy cerca de alguien.

— No lo puedo creer, que pequeño es el mundo.— contesto sonriendo, recorriendo con la vista a las personas en la mesa rápidamente. ¿Es requisito ser atractivo para poder estar aquí? Podría jurar que no he visto a nadie que no sea atractivo hoy. 

INEFABLE©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora