Capítulo 13

174 24 5
                                    


Stella

Tengo una cita. Mañana. Llevo toda la semana nerviosa. Desde que Daniel me acompaño hasta la puerta de mi departamento, aunque insistí en que no tenia que hacerlo. No acepto un no.

Hoy tuve varias juntas. Una tienda de ropa quería poner un apartado de joyería, y quería a MoonMyers. Obviamente le dije que si, con ciertas condiciones.

Mi mamá lo mantenía todo muy tranquilo. Si quizás estar en varios puntos requiere nuevos monitores y algunos cambios. Cambios que estoy feliz de hacer.

Una media sonrisa se me escapa cuando todos entran en la sala de juntas. El edificio sigue siendo un secreto. Pero hoy se van a enterar de nuevas adquisiciones.

Me quedo sentada en la silla que esta en la cabeza de la mesa. Todos se sientan algunos, me sonríen y otro me ven con duda.

— Voy a ser rápida, necesito que diseñen una nueva linea de anillos. Yo voy a participar en los diseños, pero quiero que me presenten sus ideas mañana temprano. Sé que es poco tiempo, pero confío en que saben trabajar bajo presión. — Me levanto y empiezo a caminar por la sala. — No se va a tomar la decisión mañana, pero entre mas rápido tengamos nuevos artículos mejores movimientos podremos hacer.

— Charlotte siempre nos daba dos semanas de anticipación.— Menciona la señorita rubia.

Es ilegal ahorcar a alguien.

Tomo aire y le sonrío. Estuve esperando el momento y ha llegado.

— Charlotte no esta aquí, si mi mamá les daba dos semanas de anticipación agradezcan que les estoy dando un día, si por mí fuera tendrían solo dos horas. — Me giro a sus amigas, que lamentablemente también son del departamento de diseños. Si no fueran buenas en lo que hacen ya las habría despedido.

— No estas trabajando bien. — Se atreve a decir. Ahora si sonrío con ganas.

— ¿Me estas diciendo incompetente?.— Contesto falsamente indignada. — Me parece una completa falta de respeto.

— No te insulte, solo es lo que pienso. — Contesta cruzando sus brazos.

— El que para ti sean solo pensamientos, no quiere decir que no sean insultantes. — La volteo a ver con pena. Los demás la voltean a ver cómo si hubiera hecho lo peor del siglo. Suelto un suspiro. — Supongo que las medidas a tomar, deberían ser consideradas por recursos humanos. — Camino de regreso a mi silla. — Cuando acabe la junta puedes ir por tu carta de renuncia porque claramente no estas cómoda en tu lugar de trabajo, que quede claro que no es un despido, todos aquí presentes son testigos. — Ahora si me siento. Tratando de ocultar mi sonrisa tomo mi pluma favorita y juego con ella entre mis dedos.

— Yo... no puedo ... — Parece que va a llorar.

Qué dramática.

Me resisto de poner los ojos en blanco y la miro fijamente. Enarco una ceja esperando a que hable bien. Qué desesperante.

— Tiene que haber otra opción.— Dice mientras juega un su cabello y pone ojos de perrito. Dudo que le funcione alguna vez. Ni siquiera da ternura.

— Ve a mi oficina después y hablaremos. — Le digo mientras me recargo en mi silla. Continuamos con la junta arreglando los presupuestos. Saben que no contamos con la cantidad del valor total del edificio, pero no saben en qué va a ser utilizada.

Llego a mi oficina y reviso mi correo para ver que novedades tiene mi abogado. Al parecer el otro copropietario no quiere soltarlo. Yo tampoco quiero y tenemos un problema.

INEFABLE©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora