Capítulo 16

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Daniel

Stella cada día me sorprende más. Y eso me gusta. Ella me gusta.

Mientras veíamos la película no pude evitar los pensamientos de que quería pasar muchos momentos así con ella.

Relajarnos y simplemente ser nosotros mismos.

Llegamos a mi edificio y estaciono mi camioneta a lado de mi carro. El estacionamiento subterráneo no esta totalmente oscuro, pero sí solo. Volteo hacia Stella y puedo notar un poco de sus mejillas sonrojadas.

Pequeña pervertida.

Puedo llevarte a tu casa si... — Me interrumpe antes de que termine.

— Calla y vamos arriba. — Me dice sonriendo.

Mandona.

Es lindo verla dándome ordenes a mi. También es raro porque normalmente yo soy el que las da. La ayudo a bajar y tomo su mano hasta el elevador. Pongo el código y marco el numero de mi piso.

Me giro hacia ella y parece que trama algo por la sonrisa que trata de ocultar cuando la observo.

— ¿Estas tramando asesinarme en mi propio departamento? — Me inclino sobre ella y retrocede hasta un lado del elevador.

— Depende... si el guardia de las cámaras de seguridad es fácil de manipular. — Me dice y voltea a la cámara en una esquina. Yo no dejo de verla y pongo mis manos a ambos lados de su cabeza.

Atrapada.

Si te lo digo tendría que matarte porque es información muy confidencial. — Me gusta cuando empezamos a jugar así.

— Es una pena... — Su cabeza se alza y me ve directo a mis ojos y luego a mis labios. Vivir en un piso alto te da ventaja de que el elevador se tarde.

Me acerco más a su rostro y ella es la que da el paso.

Me roba un beso, suave y rápido. Retrocede y cruza sus brazos sobre sus pechos resaltándolos. Se apoya en la pared de manera como si hubiera ganado.

Si apenas estamos empezando.

Rápidamente tomo su cara entre mis manos y le devuelvo el beso. No es como que pueda durar mucho porque en eso las puertas del elevador se abren.

Sus mejillas están muy rojas y para mí se ve preciosa. Avanzamos a la puerta de mi apartamento y la dejo pasar primero. Observa todo con atención y parece gustarle.

Tiene buenos gustos.

— Siente como en tu casa. — Le digo y ella me sonríe. Avanza hasta la cocina y observa todo con detalle.

Mi cocina no es muy grande pero es justo lo que necesito.

— Gracias.— Me responde luego de unos segundos y observa las flores blancas que tengo en la isla. — Bonitas flores. — Me observa y creo que estoy un poco sonrojado porque me sonríe con ternura.

— ¿Quieres ver otra película?— No sé que pasos seguir. Creo que me nota nervioso porque se acerca y pone una mano sobre mi pecho. Bajo la vista y puedo notar que trae un anillos dorado que brilla un poco.

— No actúes tan raro. Podemos ver una película, una serie o simplemente hablar. Me gusta hablar contigo. — Dice bajito, pero cómo estamos tan cerca y solo se escucha perfectamente.

Pongo mi mano sobre la suya cuando veo sus intenciones de quitarla.

— A mí también me gusta hablar contigo. — Me sonríe y pasa su vista por todos lados. — Ven vamos a la sala. — Tomo su mano y caminos hasta llegar a la sala. La suelto y me acerco por los controles hago que las persianas automáticas se cierren y todo comienza a quedar completamente oscuro. Prendo la televisión y empiezo a buscar en el catalogo algo que sea bueno.

INEFABLE©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora