Capítulo 37

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Stella

Suelto una carcajada porque Daniel me cumple cada capricho. Esta vez es uno que vi en un tiktok hace unos días, de bailar la canción de can't take my eyes off you en la noche en un departamento con las luces de la ciudad iluminando. Jamas agradecí tanto vivir en la ciudad que nunca duerme, porque el ambiente era algo mágico. La idea se me ocurrió después de que viéramos la película de 10 cosas que odio de ti. Una de mis favoritas, cuando paso una escena me acorde que quería hacerlo y pues me lo cumplió.

Las canciones siguieron sonando y aunque eran canciones para estar separados y moviéndonos como si no hubiera mañana, Daniel me mantuvo pegada a su cuerpo y en un baile de ritmo lento, un vals. A pesar de que la música no era la adecuada para el ritmo todo se sintió perfecto. Hasta Salem que ya se encontraba en mi departamento se veía tan relajado mientras estaba acostado observándonos. Cuando fuimos por el venia dormido, llego a comer y a dormir otra vez.

El verdadero quien pudiera.

Salgo de mis pensamientos cuando otra canción sale en aleatoria y Daniel se levanta de mi lado y comienza a acomodarse la playera. Una enorme sonrisa aparece porque reconozco el intro de una de mis canciones favoritas... y también de Daniel.

Empieza a cantar i was made for lovin' you, mientras con sus manos comienza hacer movimientos como si tocara una batería y pasan a una guitarra y a un micrófono con su puño. Estoy sentada en la barra de mi cocina mientras él sigue cantando y bailando mientras yo le hago coro en alguna partes.

I was made for lovin' you, baby

You were made for lovin' me

And I can't get enough of you, baby

Can you get enough of me?

Disfruto de verlo tan feliz, y de yo sentirme así. Fueron días con muchas emociones de por medio, y estar así, en este momento tan perfecto es lo único que pido.

Cuando la canción termina se acerca a mi, se pone en medio de mis piernas y acerca su boca con la respiración un poco agitada que hace que la mía igual se acelere, me susurra. — Esa es nuestra canción. — Deja un beso que truena en mi mejilla y se alega un poco. Antes de que pueda contestarle que sí, su teléfono suena y frunce el ceño mientras lo bloquea y apaga.

Me observa sin decir nada pero sus ojos reflejan tanto y a la vez nada, me mira como si fuera lo único que le importara. Sus manos aprietan mis caderas. Yo siento un nuevo en la garganta porque quiero decir tanto. Parece que me lee la mente porque le jala a un abrazo asfixiante pero al mismo tiempo liberador.

Uno de los mejores sentimientos en el mundo es cuando estas finalmente lo suficiente cómodo con tu persona para decirle cosas que nunca haz dicho en voz alta antes. Solo saber que estas a salvo con él y él esta cómodo contigo no importa nada más.

— Conocerte fue cómo escuchar una canción por primera vez y saber que iba a ser mi favorita.

Cuando lo digo en voz baja me abraza mas fuerte y luego se aleja con una enorme sonrisa.

— Pero que tenemos aquí, la pequeña Stella diciendo palabras dulces en voz baja...

— Agh, idiota, aprovecha que esto ocurre pocas veces.

— Yo no necesito que me lo digas. — Dice muy seguro, levito mi ceja izquierda en un gesto preguntando en silencio y aprovechando que se que el no lo puede hacer con su ceja izquierda pero parece no perturbarle en este momento. — Tus acciones lo demuestran siempre, ya te lo había dicho. Tú eres diferente, la excepción... — Y antes de que saque todo su vocabulario para dejar algo en claro sonrío y lo beso.

INEFABLE©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora