Daniel
Stella se queda dormida durante el camino a su departamento. No es un trayecto largo pero había demasiado trafico. No le tomo nada de tiempo quedarse dormida.
Me preocupa no ver a la Stella llena de energía. Es como si le hubieran quitado las baterías. Cuando llegamos me quedo un instante viéndola, se ve tan tranquila que hasta yo mismo me relajo.
— Stella... — Murmuro para no asustarla. — Ya llegamos linda. — La sacudo un poco.
Ella entre abre un poco sus ojos y asiente pero no hace el mínimo intento de moverse. Salgo de su carro y me acerco a ella para cargarla. Tomo nuestras cosas y comienzo ir hasta el elevador.
Después de que entremos a su casa Stella decide que mis brazos son un buen lugar para quedarse aunque ya esta despierta.
Bajo la vista y ella ya me esta viendo con una sonrisita y las mejillas rojas. Quisiera leer sus pensamientos en este momento.
Se acerca y deja un pequeño y rápido beso en mi mandíbula y yo quedo embobado. Extrañaba sus besos y la extrañaba a ella.
Después de pedirme que la bajara se acerca a la cocina y la sigo.
— ¿Como te fue en Boston? — Pregunta mientras agarra un vaso y lo llena con agua natural.
— Bien, mi familia no deja de preguntar quien es la afortunada que me pone de tan buen humor con un mensaje. — Le contesto con una frase que suena cursi pero lo vale porque Stella se pone rojisima.
— Mi familia también pregunta por ti. — Dice y se toma una pastilla.
— Te extrañe. — Me acerco a ella y rodeo su cintura con mis brazos. Ella deja el vaso en una encimera y a como puede pone los suyos alrededor de mi cuello.
— Yo también. — Y comienza una sesión de besos que no es para nada desesperada. Se toma su tiempo explorado con sus labios y manos. Muerdo su labio inferior y ella suelta un jadeo mientras con sus manos jala un poco mi cabello. Todo eso en conjunto me prende como nunca.
La tomo por la cintura y hago que se siente en la barra de su cocina. La posición es más cómoda y Stella pone sus manos en mi nuca tratando de acercarme si eso es más posible. Mis manos van a su blusa y empiezo a desabotonarla, ella hace lo mismo con la mía y a su paso va dejando pequeñas caricias que incluyen un poco de rasguños que con sus cortas uñas provoca. Un ruido indescifrable sale de mi, ella sonríe a medio beso. Yo también.
Cuando le quito la blusa mis beso bajan poco a poco por su cuello. Muerdo en donde se que esta su punto sensible y ahora si suelta un gemido. Creo que el bulto en mis pantalones va a explotar en cualquier segundo. Paso mis manos por sus costillas y mis pulgares quedan debajo de sus pechos.
Cuando mis manos van a su pantalón una de las de ella me detiene.
— Espera... no podemos. — Detengo mi recorrido de besos y suelto un suspiro. Asiento y tomo aire tratando de controlar mi respiración y ayudar un poco a mi amigo de abajo. Apoyo mi frente en su hombro y ella hace unas caricias en mi brazo. — No creas que no quiero, de verdad si quiero, pero no podemos. Tengo mi periodo. — Finaliza y levanto la vista. Suelto un suspiro más profundo esta vez.
— Creí que te había asustado por ir tan deprisa o algo por el estilo. — Me alegra que no fuera así. — Sabes que no tendría problema, es algo natural y... — Suelta un gritito que me interrumpe.
— Eww no. Sé que no tiene nada de malo pero no. — Niega frenéticamente. — Créeme mis hormonas me están diciendo que me calle y te deje continuar, pero por otro lado algo me dice que me controle. — Muerde su labio inferior.
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INEFABLE©
RomanceStella Myers continuando con la joyería de su madre, creando piezas únicas e inigualables, siendo una mujer ambiciosa decide comprar un nuevo edificio con la ubicación perfecta para hacer crecer mas las ventas, entrando en un conflicto con un hombre...