Capítulo 34

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Daniel

La pequeña dinamita acostada a mi lado se remueve un poco y dejo de jugar con su cabello con el miedo de haberla despertado. Cuando noto que se vuelve a quedar quieta continuo con mis caricias, su cabello sigue húmedo, el recordar que nos volvimos a bañar juntos me saca una sonrisa.

Mi celular vibra sacándome de mi ensoñación y pongo los ojos en blanco. Cuando lo reviso apoyándome en la cabecera veo que es en el grupo de mis amigos  "Los increíbles".

Ya van varios mensajes y se acumularon las notificaciones.

Me pongo mis lentes que por suerte están en la mesita de noche y reviso de qué tratan, son planes para salir todos ya que uno de mis mejores amigos regresa a la ciudad. Alcanzo a leerlos todos.

Sebastian: Daniel esta enamorado, pero agradezco que no se olvide de nosotros.

Adrian: 3312 tenemos un 3312.

Siguen los mensajes sobre qué ya me perdieron porque rompí nuestro círculo de los increíbles solteros. 

Respondo algunos ofreciéndoles mi departamento para reunirnos y ellos aceptan. Cuando me despido y volteo a ver a Stella. Ya me esta observando con una sonrisita y los ojos un poco cerrados.

— Te ves tan guapo cuando ni siquiera lo estas tratando. — Me dice mientras estira su mano y acaricia mi abdomen con un dedo.

— Me voy a poner los lentes más seguidos estando contigo para recibir más cumplidos. — Me regala una sonrisa mas grande y se gira para tirarse sobre su espalda. Mi vista se dirige a sus pechos y estoy tentado a tocarlos pero me alejo de esas ideas.

Ya la tuve mucho tiempo entretenida y me sorprende que aun tenga energía. Una vez mas me demostró que tiene buena resistencia.

Me acuesto y la jalo hacia mí mientras hago caricias por sus espalda, no decimos mucho pero se siente todo.

Cuando despertamos la siguiente mañana el ambiente esta tan tranquilo que deseo no irme. Después de arreglarnos y acomodar bajamos a desayunar, veo a mi hermana y sus hijos y se me hace raro.

— Hola hermanito, antes de que preguntes, mis hijos no tuvieron clases y querían ver a sus abuelos o a los perros gigantes de ellos, no estoy segura. — Termina de decir y observa detrás de mi.

Stella viene bajando las escaleras con un overol de short color negro y una playera blanca, lleva unos tenis blancos y toda la imagen mi pone a babear.

— Ah pero mira que bonitos, hasta combinan. — Dice mientras sale por la puerta de cristal hacia el patio.

Es cuando recuerdo que yo también traigo shorts negros y playera blanca.

— Van a creer que somos de esas parejas cursis que combinan. — Dice mi novia llegando a mí y dejando un beso en mi barbilla.

— Qué se vayan haciendo una idea de que ere... — Me interrumpe levantando su mano y acercándose a la fruta cortada en cubitos.

— Tu mamá dijo que iba a dejar fruta para nosotros, la amo por dios.

— Y ella ya te ama. — No me había dado cuenta que mi hermana volvió a aparecer. — Buenos días.

— Hola, Adalia.

— Oye quería preguntarte... — Su voz muere interrumpida por las risas de niños. Mis sobrinos entran haciendo honor a su apodo siendo unos pequeños tornados.

— ¡Tio! — Me ven y corren hacia mi, pero cuando Stella entra en su campo de visión me ignoran completamente por ella. — ¡Tia!.

Stella les sonríe y ambos corren a abrazarse cada uno a sus piernas.

INEFABLE©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora