Stella
Para cuando es sábado yo soy una bola de nervios. Vi a Daniel el miércoles y jueves, en ese momento estaba tranquila pero hoy que me voy hacer la prueba de sangre realmente estoy nerviosa. Insistió en acompañarme pero decidí ir sola, y vernos después.
¿Por qué?
Fácil, odio que me saquen sangre. No odio las agujas pues tengo perforaciones y tatuajes, prefiero inyectarme cuando me enfermo pero el ver la aguja succionando mi sangra siempre me hace querer llorar. O me pongo de muy mal humor. Entonces nuestra mejor opción es vernos en cuanto llegue a mi departamento.
Tienen que pasar mínimo 10 días desde lo que sé presunta que fue la concepción. No estoy muy segura cuando fue, pero ya van varios días de retraso.
La verdad me molesta mucho porque ambos somos demasiado cuidadosos con eso. No, mentí, estoy enojada, no nerviosa. Ahora tengo que ir hacerme esta estupida prueba porque pudo haber fallado, tengo que ir porque el estupido de mi periodo se altero y no sabemos que realmente que esta pasando. También hay más factores que me están molestando mucho y al mismo tiempo me entristecen.
Estupidos sean todos.
Sigo con mi berrinche mientras sigo corriendo por Central Park. El día es precioso, pero yo estoy odiando todo. Cuando reviso mi reloj inteligente veo que estoy apunto de haber corrido casi 8 kilómetros. Mi enojo ni siquiera me hizo notar que tan rápido paso el tiempo y que tanto fue lo que corrí.
Cuando estoy en mi departamento ya arreglándome después de haberme bañado, recibo una videollamada de mi otra mejor amiga Anna.
— Adivina qué hice. — Es lo primero que me dice cuando contesto. Dejo mi celular apoyado frente al espejo de mi tocador y comienzo a aplicarme un poco de maquillaje.
— Te juro que si te casaste a escondidas sin estar yo ahí aquí termina nuestra amistad. — Le contesto mientras desenredo la toalla de mi casa. Mi cabello húmedo cae por mi espalda.
— No, ya te dije que quiero que seas mi dama de honor sea cual sea la versión de la historia. — Ambas reinos y luego sonríe mucho mas amplio. — Voy a ir a verte en tu cumpleaños.
— Eso es genial. — Llevamos ya un tiempo sin vernos y esa noticia me alegra demasiado. Pero creo que no lo demuestro tanto porque ella deja de sonreír.
— Empieza hablar. — Solo dice eso. — Ni digas que no pasa nada porque te conozco tan bien que sé que algo esta pasando, en otro momento hubieras soltado un grito de emoción que me hubiera dejado sorda.
— Odio y amo que me conozcas tan bien, es raro. — Trato de cambiar un poco la dirección de la conversación pero ella simplemente no me deja.
— ¿Es por el trabajo?— Dejo de aplicarme rímel en mis pestañas para ver directo a la cámara.
— Una parte y la otra tiene que ver con Daniel. — Un suspiro sale de mí. — Bueno hay mucha conexión.
— Si te hizo llorar no vamos a necesitar de tu papá para pegarle, en cuanto llegue a Nueva York yo seré la que le de un buen puñetazo. — Eso me hace soltar una carcajada, porque sé que por su altura posiblemente se le dificulte alcanzar su cara.
— No, hizo todo lo contrario. Me duele la cara de sonreír tanto cuando estoy con él, creo que me van a salir arrugas antes de tiempo. — Digo viendo mi rostro en el espejo de frente. Anna después de soltar un "aww" se ríe un poco pero regresa a estar seria, aunque cuando volteo esta comiendo unas papitas.
— El problema del edificio que te conte, tengo sospechas de quien es el otro comprador y eso no me gusta.
— Bueno, si ya tienes una idea de quién es supongo que va hacer mas fácil la negociación. Estudias como poder conseguir lo que quieres porque puedes tener una idea de quién es el otro comprador.
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INEFABLE©
Roman d'amourStella Myers continuando con la joyería de su madre, creando piezas únicas e inigualables, siendo una mujer ambiciosa decide comprar un nuevo edificio con la ubicación perfecta para hacer crecer mas las ventas, entrando en un conflicto con un hombre...