El radio despertador interrumpió mis sueños y los dígitos en rojo que indicaban la hora iluminaron el techo de nuestra habitación, haciéndome saber que era el momento de levantarse.
You're beautiful
You're beautiful
You're beautiful, it's true
I saw your face in a crowded place
And I don't know what to...Extendí mi mano sobre ese cacharro infernal, para detenerlo y que Sara no se despertara. Ella se había girado hacia mí en la cama, acomodándose nuevamente debajo de las sábanas, tras los buenos días de James Blunt, y había suspirado profundamente aun dormida.
You're beautiful!
Me quedé un rato más en la cama, girada hacia ella, mirándola mientras dormía, y le dejé un suave beso en la frente antes de levantarme, con mucho cuidado para no terminar de despertarla.
Yo me había levantado mas temprano de lo habitual para sacar a Bruc a dar un largo paseo, que ayer se lo había prometido y no podía faltar a mi promesa. Nos perdimos por el parque y le lancé su pelota naranja flúor, porque correr a buscarla era de sus cosas más favoritas en el mundo. En el momento en el que noté que su lengua ya llegaba al suelo, decidimos que ya era hora de volver a casa. Cuando entré por la puerta, escuché el sonido de la ducha y me extrañó que ya estuviera despierta, porque tenía turno de tarde y podía haber remoloneado un poco más en la cama.
—Cariño, ¿desayunamos juntas? —le dije mientras asomaba la cabeza por la puerta del cuarto de baño.— Pensé que entrabas más tarde y aún seguirías durmiendo.
No podía evitar quedarme mirándola mientras se duchaba. Me hipnotizaba. Era como un cuadro que había que admirar en cada uno de sus detalles, en cada sombra, en cada pincelada. Antes solíamos ducharnos juntas, para ahorrar agua decíamos, pero normalmente acababan muchos más litros desperdiciados que cuando no lo hacíamos. Pero eso era antes. De eso hace mucho.
—No, mi amor, desayunaré en la pausa para café. Me visto y me voy corriendo.
—¿Era hoy?
—Sí, tenemos la formación de diez a dos, sobre el manejo del paciente quemado crítico y después de comer ya empiezo mi turno.
—Es que no hay manera de que te pille una formación en tu horario de trabajo —dije asqueada.— Pero tendrás un ratito para llamarme en tu hora de comida, ¿no?
—Lo intento, pero no te lo aseguro, porque lo mismo como con Esther y Maca.
—Voy a tener que pedirte audiencia como al Rey —lo dije en tono de broma, pero no lo era en absoluto— Salúdalas de mi parte, se me había olvidado por completo que esta semana estabas en el Central.
—Lo siento, cariño. Esta noche cenamos juntas y vemos Friends, ¿vale?
Y con eso me sentía como una niña, como si me hubieran castigado sin jugar a la Play, pero me dieran un caramelo para consolarme.
Ella se despidió con un beso y nos deseamos un buen día mutuamente.
—Te quiero —le dije antes de que se cerrara la puerta del ascensor.
—Yo también te quiero. —Escuché su voz desde la cabina.
Y esperé allí hasta que el detector de presencia, al no sentir movimiento, apagó la luz del pasillo y la ventanita de la puerta del ascensor se apagó indicando que ya no estaba allí. Me quedé mirando el ascensor como si esperara algo de él. Bruc sentado a mi lado me dio un beso en la mano y me sacó del trance. Para dos pisos, yo me negaba a utilizar el ascensor, pero Sara siempre decía que para algo lo teníamos. A Bruc y a mi nos gustaban las escaleras, menos cuando llevábamos mucha compra, en ese caso hacíamos un esfuerzo por usarlo, para no tener que hacer uno mayor, subiendo con kilos y kilos de compra y morir en el rellano de manera innecesaria.
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Eternal Flame
Hayran KurguUn grave accidente cambia la vida de Luisita para siempre. Todo lo que había planeado en su ordenada vida se desmorona como un castillo de naipes y tiene que aprender a jugar con las nuevas cartas que le han tocado. La vida se ha guardado un as bajo...