01. San Valentín

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[Yunando nsfw/soft]

Yun tenía un problema, aunque sólo sino conseguía salir de su trance para firmar la hoja que aquel hombre de traje y gorra café le mostraba con impaciencia. Parpadeo un par de veces, abriendo y cerrando sus labios mientras miraba pasmado la delgada caja rectangular de color negro y listón blanco entre sus manos.

—Niño, necesito que firmes la hoja de entrega — repitió el hombre de barba con molestia, extendiéndole la tabla de madera donde las hojas eran sujetas por una pinza.

Dirigió su vista hacía la principal, haciendo una mueca de disgusto al ver en la parte superior y en letras pequeñas el nombre de lo que se le estaba entregando junto con una lista de todo lo que debía venir dentro del paquete.

Traje de maid mediano.

—Yo no pedí e'to — Empujó la caja hacía el hombre sin ningún tipo de cuidado y este sólo retrocedió con el ceño notablemente fruncido.

—¿Esta es tu dirección o no? — Señaló la parte de la hoja donde venía, para su desgracia, la dirección de su casa. Negó con la cabeza rápidamente, esperando a que aquel hombre le creyera, pero, por su expresión, pudo deducir que sabía que mentía— No tiene caso que mientas, el puto maps me ha traído directamente aquí — finalizó, sacando el móvil para corroborar que no fuera un error, y al ver que no lo era, volvió a mirarle.

—Pue' yo no lo he pedido — reprochó, robándole un suspiro cansado al contrario.

—Habla con la compañía entonces, yo sólo hago las entregas — Y tras eso no lo quedó de otra más que firmar la hoja mientras maldecía entre dientes, cerrando la puerta de un portazo al ver al repartidor irse por donde había venido.

Una vez solo, se adentro nuevamente en casa con la caja aún entre sus manos y fue a su habitación, dejando la caja sobre la cama. No recordaba haber pedido algo así, ni siquiera tenía ese tipo de gustos, pero su nombre aparecía en las hojas y su dirección era la correcta, así que, lo más probable es que lo ordenara estando ebrio o incluso drogado. Aquella era una posibilidad lo suficientemente factible como para impedirle bajar a buscar su móvil y así acosar a la compañía hasta que volvieran por el.

Ahora, lo que realmente le tenía de los nervios y por lo cual estaba pensando donde esconder algo tan llamativo, era que Armando no tardaba en volver del taller, y estaba seguro que al contarle la situación que se había dado mientras no estaba presente, iba a burlarse durante semanas. Apretó los dientes al escuchar la risa llena de burla en su cabeza y comenzó revisar su cuarto con la mirada.

Bajo la cama no le parecía una mala idea, aunque la descartó al recordar que el mayor solía arrojar sus zapatos a diestra y siniestra cuando regresaba agotado, lo que le obligaba a buscarlos por todas partes, incluyendo debajo de la cama. Luego miro los armarios, plantándose delante de las puertas corredizas para ver el interior, y al revisar su lado le pareció que había suficiente espacio para ocultar el traje junto al resto de su ropa.

Sonrió victorioso, yendo de nuevo al costado de la cama para remover la tapa que ocultaba el disfraz, y una vez lo vio, sacó la lengua asqueado. En definitiva aquel no era su estilo, ni de cerca. Lo tomó entre sus dedos como si fuera algo radiactivo y sacó uno de los ganchos para acomodarlo, aunque no consiguió apartar su vista de el, porque entre más lo veía destacar entre su ropa de colores que, en su gran mayoría, eran llamativos, menos horrible le parecía. Era un conjunto bastante simple de color blanco con detalles en negro, dando la vibra de ser algo elegante, por lo que la curiosidad le hizo llevarlo consigo hasta un espejo que estaba en una esquina de la habitación. Se lo puso delante, simulando que lo tenía puesto, y mentiría si dijera que le disgustó.

|| ꜱᴡᴇᴇᴛ, ʙᴜʀɴɪɴɢ ᴀɴᴅ ʙɪᴛᴛᴇʀ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora