45. A cambio de

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[Gustoni nsfw]

Sus falanges nerviosas se cerraron sobre el cuello de aquel saco negro, creándole arrugas difíciles de quitar en el proceso, para empujarle sin cuidado contra la puerta. Sus ojos chispeantes se encontraron un microsegundo que había durado demasiado para su gusto y no hubo palabra alguna antes de que el más alto deslizara una de sus manos hasta la perilla para darle entrada al que parecía ser un despacho.

No le soltó en ningún momento, marcando cada pisada en el suelo con fuerza hasta que se vio obligado a detenerse por el borde del escritorio que estaba al fondo, y no le presto ni la más mínima atención a aquella risa egocéntrica que parecía aumentar su volumen conforme iba en descenso.

Como deseaba mandarlo a la mierda, darle un golpe sin contención en la nariz y salir huyendo antes de que alguien pudiera verlo, pero no estaba en posición para hacer algo así, además de que, aunque lo fuera a negar por lo poco que le quedaba de vida, deseaba probar a aquel hombre desde que lo eligió como el recipiente perfecto para el monstruo que yacía dormido en su interior.

—Debes estar desesperado — comentó con un atisbo de superioridad, acariciando fugazmente sus cabellos antes de que pudiera apartarse abruptamente de su tacto.

No esperaba menos de alguien que parecía dispuesto a darle un tiro en la cabeza apenas se diera la vuelta, ni siquiera esperaba que aceptará sin trabas la propuesta hueca que había proclamado como única condición antes de cumplir con el capricho de aquel rubio de ojos afilados, quien hace tan sólo unos minutos tuvo el valor de plantarse delante suya, enfrente de compañeros y amigos, para ordenarle que leyera un verso. No le agrado, independientemente de lo atractivo que pudiera resultarle, seguir las órdenes de un desconocido no era para nada tentador, menos aún sin recibir algo a cambio.

—Lo entenderás muy pronto — musitó antes de dejar caer su peso sobre sus rodillas para comenzar a desabrochar su pantalón.

Toni no le dio importancia a sus palabras, concentrándose en el ardiente cosquilleo que aquellos dedos ásperos y marcados por pequeñas cicatrices le ocasionaban con sus roces accidentales.

Gustabo era un completo inexperto, pero no creía necesitar un largo historial para satisfacer a alguien de su mismo sexo. Sólo tenía que hacer lo que a él le gustaría que le hicieran y todo iría de acuerdo al plan. Bajo el pantalón oscuro del contrario hasta las rodillas, tragando saliva de forma un tanto ruidosa al tener frente a sus ojos su miembro abultado, y con un temblor apenas perceptible bajo la última prenda hasta la mitad de sus muslos.

Observó lo que seguro sería su motivo de asfixia en unos segundos y luego al rubio de facciones marcadas. Estaba esperando pacientemente, dándole la oportunidad de retractarse si es que así lo deseaba, incluso parecía capaz de cumplir con lo prometido aunque decidiera no seguir, pero la picazon en sus manos y la acumulación de saliva en su boca no le permitieron echarse para atrás.

Dirigió su vista nuevamente a su erección, relamiendo sus labios con lentitud al ver el inicio justo frente a él, y no dudo ni un minuto más en cerrar una de sus manos cerca de la base para comenzar un recorrido con su lengua desde la pelvis hasta la punta. Los guturales gemidos no se hicieron esperar luego del primer contacto y fueron el único hincapié que necesito para seguir dejando trazos de saliva por cada milímetro de piel.

Primero por un lado, luego por el otro, y cuando se perdio en el sabor que poco a poco iba cubriendo su miembro palpitante, lo elevo unos pocos centímetros con ayuda de su mano para chupar cual caramelo los testículos a reventar del italiano ruidoso. Primero introdujo uno en su boca, delineando cada sutil arruga con su lengua mientras le sentía temblar y enredar por primera vez sus dedos entre sus mechones. Se lo permitió sólo porque, de lo contrario, Toni caería de espaldas sobre el escritorio, dificultando el acto y forzándole a cambiar de posición.

—Gus-gustabo — Le escucho decir su nombre entre respiraciones herraticas, provocándole un escalofrío que iba a negar hasta el final de sus días, y se alejó sólo lo suficiente para ver el desastre que estaba creando con cada una de sus acciones.

Jadeante, con los cabellos alborotados y con su miembro goteando líquido pre-seminal. El suyo reaccionó dentro de su ropa interior y aunque se negó a darle atención alguna, dejó los juegos previos como suplicaba Toni con su mirada carente de brillo.

Le masturbo un poco con la mano que aún mantenía sobre el, tragando el exceso de saliva con agrio sabor para abrir grande su boca e introducir poco a poco el pene del rubio. Sintió las venas ligeramente marcadas contra el interior de sus mejillas y lengua, y su sabor lleno nuevamente sus papilas gustativas. Empezó a respirar profundamente por la nariz, frenando su avanzar hasta que fue detenido por la pelvis, y no retrocedió hasta que el agarre de Toni se lo permitió.

—Ah- merda... è fottutamente fantastico — gimió, utilizando un tono más grave y elegante que antes, al sentirle iniciar un vaivén rápido de adelante hacía atrás.

Posó las palmas de sus manos ahora contra sus muslos, buscando sus ojos sin detener ni alentar el ritmo, y le fue inevitable no gemir al sentir un tirón hacía adelante. Toni fue consciente aún en la bruma de lo que provocó, por lo que siguió dando intermitentes tirones a su cabello, llegando a la inequívoca conclusión de que le gustaba áspero.

Apretó los dientes al sentir la cercanía de su corrida aglomerarse en su parte baja, comenzando a ahogarse en el arrepentimiento de haber pedido sólo una mamada. Gustabo siguió atacando su longitud con rapidez y profundidad, mirándole a los ojos de vez en cuando mientras soltaba gemidos ahogados.

—Para — pidió en un gruñido, ganándose una mirada de confusión antes de que el ritmo fuera perdiendo rapidez y, finalmente, el contacto—. No te muevas — ordenó firmemente, comenzando a masturbarse con su velocidad habitual muy cerca del rostro del menor, quien no tardo en entender que era lo que planeaba hacer.

Gemidos graves empezaron a escapar de entre sus labios y breves espamos le atacaron sin misericordia mientras sufría del ansiado clímax. Gustabo sacó la lengua todo lo que pudo, recibiendo suaves golpes del glande sobre ella, los cuales depositaban parte de aquel líquido ardiente y blanquecino dentro de su boca, y cerró sus ojos, permitiendo que el resto quedará distribuido por su rostro.

No volvió a mirarle hasta que no escucho más que suspiros dentro del despacho y limpio con la manga de su chamarra el semen que escurría por sus mejillas, tragando al mismo tiempo el que inundaba su boca.

—Ahora vas a repetir después de mi — mencionó mientras se levantaba. Aquel pequeño placer no le había hecho olvidar porque se encontraba ahí.

|| ꜱᴡᴇᴇᴛ, ʙᴜʀɴɪɴɢ ᴀɴᴅ ʙɪᴛᴛᴇʀ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora