44. Bajo el escritorio

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[Jackacio nsfw]

Sus ásperos dedos enredándose impetuosamente entre los mechones azules de su cresta para darle tirones, obligándole a ir mucho más profundo cada vez, y la manera en que su boca estaba siendo follada bajo el escritorio eran razones por las cuales adoraba hacerlo con su superior.

Su quijada le dolía, pero sólo lo necesario para robarle gemidos ahogados que hacían a su garganta un vibrador natural, el agrio sabor de su pre-semen le inundaba las papilas gustativas, aunque no lo suficiente para terminar de deleitarlo, y sus muñecas se encontraban tras su espalda, atadas firmemente por la monótona corbata del contrario, siendo unas esposas improvisadas de las intentaba librarse, aún a sabiendas de que no iba a lograrlo nunca, por el sólo y simple hecho de querer un par de aros rojizos sobre su piel morena.

Conway yacían imperturbable bajo su heterocromatica mirada pese al tipo de situación, con tan sólo dos botones de su camisa blanca sin abotonar y algunos mechones de su cabello negro cayendo cual cascada por su frente, manteniendo las piernas abiertas a sus costados y con su mano libre sosteniendo un cigarro a medio terminar.

Suplicaba con su mirada brillante que llevará la punta de aquel cilindro contra su piel y dejará marcas visibles sobre cualquier parte de su cuerpo como símbolo de propiedad. Que toda la malla supiera quien estaba debajo del escritorio, que la ciudad entera tuviera muy presente quien era el encargado de brindarle placer al mismísimo superintendente.

Su garganta siguió siendo ultrajada sin piedad, no resultando difícil contener las arcadas al respirar por la nariz. Intento mover las manos, soltando un quejido que no consiguió salir de su boca mientras miraba al de más alto rango, quien sonreía con esa típica superioridad que le provocaba escalofríos.

—El cruising no te ha servido de nada, Horacio — Su piel se erizo al escuchar ese tono grave susurrar su nombre y su miembro palpito dentro de su pantalón al escuchar su risa seca— ¿Esto es lo que tanto presumes? — Otro jalón que casi hace chocar su nariz contra su pelvis y se vio forzado a cerrar los ojos— Pues vaya decepción... joder — Cada una de sus palabras carentes de tacto eran tan bien recibidas que si no estuviera siendo desgarrado por su miembro le estaría siguiendo el juego.

No era la primera vez que lo hacían, ni tampoco sería la última, por lo que conocían sus límites y lo que les gustaba escuchar. Conway podía parecer cruel a oídos de ajenos, pero Horacio estaba siendo tan complacido que su erección estaba comenzado a gotear dentro de su ropa interior.

Comenzó a mover su lengua como pudo, obteniendo por primera vez suspiros roncos del mayor, y al verle arquear el cuello contra el respaldo de su silla supo que estaba a punto de venirse. Continuó haciendo vibrar su garganta con cada estocada y el agarre sobre su cabello perdió fuerza, dándole oportunidad de dejar descansar su mandíbula mientras le brindaba lametones a la extensa longitud del mayor.

—¿Le gusta? — Su única respuesta fue un ronco gemido y la tomó como algo positivo, centrándose en la cálida punta— ¿Dentro o fuera, Conway? — Cuestionó entre recorridos húmedos de su lengua, viendo al contrario dar una última calada a su cigarro para liberar el humo junto con su respuesta.

—¿Tú que crees? — Mordió su labio con fuerza, sabiendo a la perfección lo que ese hombre quería.

Volvió a introducir por cuenta propia su pene dentro de su boca para seguir con unas embestidas a las que él les estaba marcando el ritmo, cerrando sus ojos mientras iba de arriba a abajo con rapidez. Poco tiempo paso antes de sentir el primer disparo de ese líquido ardiente dentro de su cavidad bucal, no dudando ni un segundo antes de dar un trago y luego varios más hasta que no quedó nada.

Se apartó del pelinegro, mostrando con orgullo su lengua para que su amante pudiera ver que había tomado hasta la última gota. Conway sonrió entre suspiros controlados, dándole una suave caricia en la mejilla con el dorso de su mano como muestra de sincero afecto, siendo ese breve acto lo único que necesitaban para saber que lo que hacían no eran sólo encuentros casuales.

|| ꜱᴡᴇᴇᴛ, ʙᴜʀɴɪɴɢ ᴀɴᴅ ʙɪᴛᴛᴇʀ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora