59. Antes de ti

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[Volkacio]

Siento tus brazos rodear mi cuerpo con una fuerza innecesaria, me siento preso de tus caricias y tus besos, me pierdo a mi mismo con cada día juntos. Escucho tu voz demandante vibrar contra cada pared de la casa, me haces brincar sobre mis pies cada que sueltas una carcajada y deseo dejar de amarte como lo hago, porque está claro que lo nuestro dejo de ser un refugio hace demasiado tiempo ya, pero cada que me alejo de ti y vuelvo a la realidad me doy cuenta de que no hay nada más que un gran espacio vacío que no puedo llenar.

Al final, siempre termino regresando a tus brazos, delineando tus tatuajes con los ojos vidriosos mientras me acaricias la espalda y pronuncias consuelos que siempre suenan sinceros, deseando no encontrar consuelo en ti cada vez que me rompes.

Nos drogamos en tu casa, somos sumergidos hasta los hombros por los efectos de sustancias mezcladas sin ningún tipo de cuidado, mientras la música nos martillea los oídos de tal manera que me es difícil pensar y no perder el hilo tema y tema. Estamos tumbados en el suelo mirando al techo, tú, tan perdido en el éxtasis que hablas incoherencias, y yo, igual de perdido en escenarios que mi mente crea para huir de la realidad al menos un instante.

De niño me imagino con una familia numerosa, mamá llamándome a comer y papá presente en cada momento del día, luego, en la adolescencia, me imagino con un grupo de amigos enorme, yendo los fines de semana a casa de alguno para jugar videojuegos o para ver películas. Siento mis ojos arder al darles rostros y nombres a los que harían de aquella etapa algo inolvidable y no resisto las ganas de llorar conforme los bordes de aquella imagen se queman y me muestran cruelmente las diferencias.

Un padre ausente, amigos horribles y una relación jodidamente toxica.

El efecto se debe estar perdiendo pues de pronto me veo incapaz de imaginar algo agradable, por lo que, me levanto con dificultad y, aún con los sentidos aletargados, busco entre el montón de pastillas y encuentro heroína dispersa por el suelo. Lo junto con las manos torpemente y tomo la cuchara que tomamos hace rato de la cocina, me pasas el encendedor con pesadez y te agradezco luego de encenderlo. Dejo que el polvo se derrita y busco con mis manos la jeringa que he comprado para mí uso personal, luego me coloco el torniquete provisional que hemos hecho con un pedazo de tela dos dedos por encima del codo y muerdo mis labio inferior antes de pinchar mi piel.

Fue poco más de un mililitro pero en cuestión de minutos siento como el pulso se me acelera, la boca se me seca y me pesa cada extremidad. Cierro los ojos y respiro lentamente por la boca, suelto una risa seca al sentir una de tus manos sobre mi mejilla luego de un rato, pero decido no verte para disfrutar mejor de tus ásperas caricias. Imagino que me amas de verdad con cada danzar de tu pulgar sobre mi piel, creó a un hombre distinto a ti inconscientemente y al sentir tus labios quemarme la piel, sigo tu vaivén con la esperanza de que te conviertas en él.

Alguien fuerte, capaz de protegerme de ser necesario, que no me haga sentir miserable con su sola presencia y que me ame tanto que me haga amarme cada día más. Acepto que es mucho pedir para alguien como yo y realmente no espero que se haga realidad, pero sigo soñando porque es lo único que me hace levantarme por las mañanas.

|| ꜱᴡᴇᴇᴛ, ʙᴜʀɴɪɴɢ ᴀɴᴅ ʙɪᴛᴛᴇʀ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora