60. Cookie game

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[Huntway nsfw]

Luego de desabrochar sus pantalones torpemente y de bajar su pantalón militar hasta sus rodillas, mantuvo sus orbes marrón fijos en la galleta de chispas de chocolate que se encontraba entre su compañero y él, tratando de comprender en que momento le había parecido buena idea jugar a algo tan desagradable. Alza la vista hasta el tipo parado firmemente delante suya y la sonrisa que tiene de oreja a oreja mientras juega con el elástico de su ropa interior le revuelve el estómago, sólo entonces recuerda el motivo por el cual aún no se ha echado para atrás.

Hunter era irritante cuando quería algo de él, pero más lo eran sus burlas cuando no lo conseguía, por lo que, pese a todos sus reproches, ahora se encontraba en ese tipo de situación sin posibilidad de salir antes de que su clímax marcara el final.

—¿Te sabes las reglas? — Le pregunta con ese aire superior que no termina de gustarle.

—Claro que si, cojones, que no soy nuevo — responde con molestia, provocando que una risa suave escapara del castaño antes de que bajara su ropa interior.

Aparta la vista con un movimiento tan brusco que su cuello duele y aunque la puerta de la habitación compartida está asegurada, los nervios le crispan hasta el último de los cabellos. Muerde su labio inferior y cierra sus ojos para tomar aire, llenando sus pulmones antes de volver a su posición anterior. Termina de bajar su ropa interior sin verle, aunque sólo consigue hacerlo hasta la mitad de sus muslos, y su mano dominante viaja hasta la base de su miembro aún flácido para comenzar a masturbarse.

—Pero madre mía, que penoso — Se burla el ojiazul con la respiración levemente agitada.

Le ignora, cerrando sus ojos con más fuerza al sentir su calor corporal ir en aumento conforme aumenta el ritmo de su vaivén. Muerde su labio inferior, ahogando en su boca los gemidos que amenazan con salir, y trata de no verse envuelto en los jadeos graves que Hunter deja escapar sin vergüenza ni en los sonidos obscenos que provocan ambos al subir y bajar sus manos con rapidez.

Ejerce la presión necesaria para llevarse más rápido al final y se siente vibrar con el compas de su muñeca, cree con certeza que el placer le va a jugar en contra en cualquier instante y que va a terminar en el suelo, pero se fuerza a permanecer de pie hasta que una nueva sensación le hace tambalear.

—¿¡Q-qué coño haces!? — cuestiona exasperado, frenando sus movimientos para llevar ambas manos contra el pecho de su compañero, quien ha decidido colar una de sus manos bajo su camisa.

—Ayudarte — Su ceño fruncido le hace saber que no le entiende y no retrocede cuando siente su mano áspera rozarle la punta de su miembro chorreante—. ¿Me permites, Jack? — Quiere negarse, pero el tono aterciopelado en que su nombre sale de sus labios provoca un cosquilleo dentro de su pecho al que prefiere no ponerle nombre.

Afirma con la cabeza y agradece que aquella mesita que se encuentra entre ellos les mantenga separados, porque no se cree capaz de negarse a nada ahora mismo, y la urgencia de venirse crece conforme Hunter adquiere poco a poco el ritmo adecuado para mantenerle rayando la locura.

Va a perder la cabeza y no sabe que hacer con sus manos, se siente mareado y el calor le asfixia. Una necesidad momentánea la hace querer ayudar a Hunter, pero por los sonidos que escucha llenar la habitación sabe que no ha dejado de masturbarse, así que una de sus manos se aferra a la sudadera del castaño y la otra juega con sus testículos, ignorando la risa nasal que corta los gemidos un segundo.

Presiente que va a venirse cuando los minutos pasan y el calor va viajando de su cuerpo hasta su vientre bajo, creando un remolino exigente que ya no puede parar. Sabe que cada chorro tiene que caer sobre la galleta entre ellos pero no es el quien tiene el control, por lo que espera que Hunter entienda a qué se deben las pausas entre sus gemidos. Busca su mirada por si no es suficiente señal y le encuentra mirándole con burla, como si supiera desde mucho antes que él lo que estaba a punto de ocurrir.

—J-joder — gime al ser atacado por el primer espasmo, notando al contrario alentizar el compas de su muñeca conforme los chorros de semen manchan su mano—. Hostia puta...— Exhala por última vez, alzando su mentón al sentir la última gota de éxtasis dejarle el cuerpo mientras trata de controlar la velocidad con la que sube y baja su pecho.

—Que rápido — Le escucha murmurar, regresándole la atención luego de un par de minutos sin ser capaz de verle. Por su comentario supone que ha perdido y se encuentra dispuesto a burlarse antes de toparse con una imagen desagradable.

Hunter había tomado la galleta de la mesita y se hallaba restregando sus dedos manchados contra ella, dejando huellas lechosas sobre su textura. Sabía que aquello tenía que ocurrir, pero no esperaba que lo hiciera sin ninguna mueca en el rostro y sin venirse aún.

No quiere discutir las reglas, ni siquiera quiere seguir en el mismo lugar que el por más tiempo, así que empieza a acomodar su ropa mientras él está entretenido haciendo eso.

—¿Terminaste? — Le cuestiona mientras abrocha su cinturón, atrayendo de nuevo su intensa atención.

—Aun no — Alza la galleta cubierta sólo de algunas partes y la acerca a su boca para darle una gran mordida, acabando en un segundo con más de la mitad—. Sabe raro — comenta luego de masticar y tragar, haciéndole torcer los labios.

—Obviamente va a saber mal, gilipollas — Es lo último que está dispuesto a decir, así que pasa por su lado para finalmente abrir la puerta, sintiendo una brisa de aire fresco en cuanto permite el escape de la tensión.

—¡Avisame si gustas repetir! — Le escucha gritar muy claramente aunque finge que no, cerrando la puerta tras de sí al salir para darle tiempo a terminar con lo suyo. No piensa volver a jugar con él.

|| ꜱᴡᴇᴇᴛ, ʙᴜʀɴɪɴɢ ᴀɴᴅ ʙɪᴛᴛᴇʀ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora