57. A través de los barrotes

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[Grecabo nsfw]

Greco se encuentra encerrando en la primera celda a un atracador silencioso cuando los ruidosos pasos y los gritos provenientes del pasillo cercano atraen su atención al instante. Puede distinguir las voces, una lenta y profunda que parece la de un hombre que acaba de levantarse de una larga siesta y otra que rozaba lo desesperante e infantil.

Libera un suspiro cansado al caer en cuenta de quienes son y niega con la cabeza mientras termina de encerrar al detenido, quien va directo a su cama para dejarse caer sobre ella. Guarda la llave que abre todas las celdas en uno de sus bolsillos traseros y espera a que los recién llegados aparezcan al final de las escaleras.

Ve primero a ese chico rubio de coleta alta que cada tanto hace de las suyas y luego al comisario con el que siempre suele pelear. Por comisaría se sabe que no se soportan pero que, de alguna u otra forma, siempre se encuentran, como si algo más fuerte que ellos les atrajera al otro sin que siquiera estén de acuerdo.

—¡Suelta ya, hijo'puta! — gritó el menor de ambos mientras se movía de manera frenética, tratando en vano de soltar sus muñecas de las esposas.

—Como no pare de moverse le voy a meter a perpetua, gilipollas — amenazó en voz baja el contrario, apretando los dientes cuando esté casi consigue propinarle una patada.

Decidió interferir antes de que la tensión subiera aún más y comenzara a asfixiar a todos los presentes.

—¿Otra vez metiéndose en problemas, Gustabo? — Se acercó a los barrotes de la entrada con una sonrisa y las manos sobre su cinturón.

Gustabo le busco con la mirada al escucharle como un perrito, sonriendo ampliamente al encontrarle y aún más cuando Volkov le soltó un momento para llenar unos papeles que había sobre el escritorio cercano.

—Pero buenooo, mi comisario favorito está de servicio — Soltó una pequeña risa al escucharle y Volkov frunció el ceño en su dirección, regañándole en silencio por hablar tan plácidamente con el detenido—. Dígame, ¿cómo lo trata la vida, guapo? — Consiguió no sonreír luego de escuchar el cumplido y guardo silencio hasta que Volkov le tomo del brazo y lo guío a la entrada, donde se detuvieron justo enfrente suya.

—Mejor que a usted seguro — respondió en voz baja luego de abrir la puerta para ambos y se hizo a un lado para dejarlos pasar. 

—¿Te haces cargo? — cuestionó Volkov con su clásica neutralidad antes de dar un paso, robándole un bufido burlón al contrario.

—Claro — afirmó con tono afable, tomando el brazo libre del rubio para guiarlo.

Volkov le regala una última mirada que no consigue descifrar y no dice nada más antes de regresar por dónde a llegado con paso firme. Una vez no le ve más, comienza a avanzar con rumbo a la última celda.

—Depende quien lo vea, eh — Gustabo parece haber esperado a que Volkov se fuera para continuar—. Desde mi punto de vista usted es el encarcelado, no yo — continúa diciendo mientras caminan con toda tranquilidad.

—¿Ah, si? — Le sigue el juego, comenzando a quitarle las esposas una vez se encuentran frente al pequeño cuarto.

—Si — responde con entera confianza, cerrando y abriendo sus palmas una vez está libre de toda cadena y entra sin oponer resistencia. Se da la vuelta una vez está dentro y le mira a través de los barrotes con media sonrisa—. Yo ahora mismo me encuentro en una playa nudista con un tequila en una mano y una buena verga en la otra — Hace ademanes con las manos, como si realmente estuviera sosteniendo algo, y sus ojos brillan con emoción. Si se imagina en aquel escenario.

|| ꜱᴡᴇᴇᴛ, ʙᴜʀɴɪɴɢ ᴀɴᴅ ʙɪᴛᴛᴇʀ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora