xlv.
DURANTE EL VIAJE DE TREN a Hogwarts, Harry soñó con su padre.
Contrario a todas las demás ocasiones, Harry sí podía decir que soñaba esa vez. No había manera que fuera diferente, decidió, la paleta de colores distorsionándose a su alrededor y los sonidos externos como simples susurros que zumbaban sus oídos. Harry trató de concentrarse, la piquiña le irritaba las muñecas y rascarse ya no le estaba funcionaba mucho, la atención del adolescente clavada en James Potter, subido a una versión antigua de la Nimbus y dando vueltas por el campo de quidditch, gritos de emoción desgarrándole la garganta con las maniobras que hacía.
— ¿¡Nunca puedes dejar de presumir, Potter!? — exclamó una voz femenina cerca de él.
Harry notó, con un escalofrío congelándole los huesos, que también estaba viendo a su madre joven. Cyrene, rubia y vestida del uniforme de quidditch de Slytherin, el mentón recostado encima de la punta de su propia escoba. Incluso si lo que acababa de decir expresaba lo contrario, Cyrene estaba disfrutando bastante el espectáculo que James ofrecía, suspendido en el aire, sonriéndole a la chica con aires de grandeza.
— La humildad no es parte de mi naturaleza, cariño — respondió él. Manejó la escoba hacia ella y se acercó lo suficiente para quedar frente al rostro de la chica, que sonreía en espera de su próxima maniobra. James dio vuelta a la Nimbus y quedó bocabajo, acomodándose torpemente las gafas sobre el tabique de la nariz — Pensé que lo decidimos a los 11.
— Nos resignamos a tu egolatría — corrigió; la tranquilidad irradiaba de ella en ondas, toda la atención de la mirada zafirina enfocada en la sonrisa ladina que James le daba a Cyrene, como si dijera "bueno, no hay otra opción conmigo, corazón". Ella rodó los ojos y estiró el brazo, una delicadeza que Harry no atribuía a Cyrene inundándola mientras delineaba la línea de las facciones de James, que disfrutó la caricia en silencio — Me gustaban más tus gafas redondas.
— Las gafas redondas vivirán en nuestras memorias por y para siempre, amén — James colocó una expresión solemne y movió la escoba otro poco, acortando el espacio que los separaba al silenciar la carcajada de Cyrene con un beso.
Ella sonrió a mitad del beso, la naturalidad de la acción de James no la había sorprendido y la reacción que tuvo fue reforzarlo, su nariz acariciando la barbilla del chico por la posición bocabajo que mantenía. Los sonidos se intensificaron alrededor de Harry, y hubo una ligera grieta que cortó toda la escena, como en una foto, la tinta desvaneciéndose ante sus ojos al mismo tiempo que los años más felices de sus padres abandonaban la pesadilla de Harry.
El ciervo estaba ahí de nuevo. Bramó al verlo. Harry tuvo la sensación que trataba de decirle algo.
— ¡Harry!
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[4] TOCADISCOS ━━ harry potter
FanfictionCuando las cartas de Hogwarts arriban al pequeño apartamento de Lambeth que Billie Jean comparte con su tutora, Cher, y su hermano mayor, Tom, ninguno de ellos pudo haber esperado lo que el futuro les deparaba solo con asistir a la infame escuela de...