xliv.
MADAME BONES LLEGÓ BASTANTE temprano en la mañana.
Harry estaba despierto (realmente, no durmió nada desde la madrugada) y había escuchado el sonar de los tacones acercándose a la carpa. El señor Weasley la recibió, muy serio y al mismo tiempo muy nervioso; le ofreció una taza de té (que Madame Bones rechazó amablemente) y la llevó a la carpa de las chicas, dejando a Susan allí a comerse las uñas de los nervios y a refunfuñar maldiciones que, lo más seguro, guardó todo el camino para no ganarse un regaño por parte de su tía.
— Quiero nombres — le dijo a Ron, con la voz fría, los puños apretados y el ceño fruncido. Si acaso a alguien le quedaba duda de la relación entre ella y Madame Bones, Harry diría sin dudar que la duda había sido disipada ese día. Susan canalizó perfectamente el espíritu de la mujer e incluso Ron, su mejor amigo, tuvo que hacer un gran esfuerzo para no retroceder — Completos, ahora.
— No tenemos ninguno — Ron casi escupió las palabras. Echó un vistazo a la salida de la carpa y volvió a Susan — No había nadie cuando la encontramos.
Susan pareció muy dispuesta a golpear algo. Harry no la culpo, tampoco a las oleadas de magia azul que su aura desprendía. Ron no se inmutó, lo que hizo a Harry pensar que estaba muy acostumbrado a Susan perdiendo los papeles (lo que era probable) o no veía de la misma forma que él los bucles de magia caótica que rodeaban a Susan.
— Van a pagar — prometió, y a pesar de la expresión amenazadora que dominaba el rostro de Susan, Ron cortó la distancia entre ellos y la abrazó. Harry notó el relampagueo de lágrimas en los ojos chocolate de la pelirroja y el esfuerzo que hacia para no derrumbarse contra Ron — Deberías consolar a BJ, no a mí, Weasley.
— Ella no lo apreciaría en su estado actual — la voz ronca de Tom obligó a Harry a girar, enfrentándose a su primo.
Susan ahogó un grito, Harry no la culpó mientras veía a Tom. A la luz del amanecer, tenía el rostro pálido verdoso, hematomas que variaban del morado al amarillo, los ojos esmeraldas fríos como témpanos de hielo y una presencia asesina que Harry podía decir aumentaba en su propio cuerpo cuando los hombros de Tom temblaron ligeramente.
— ¿Qué ocurrió contigo? — Susan balbuceó, una lágrima rodó por su mejilla.
— Cruciatus — Tom lo dijo tan casualmente como pudo, aunque el estremecimiento que causó aquel nombre a Susan no pasó desapercibido para Harry. No estaba seguro de qué se trataba con exactitud aquella maldición que casi consiguió hacer llorar a Granger durante la madrugada, pero era malo. Decidió que el segundo temblor que sufrió Tom no era casualidad — A los mortifagos les gusta jugar con su comida antes de comerla.
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[4] TOCADISCOS ━━ harry potter
FanfictionCuando las cartas de Hogwarts arriban al pequeño apartamento de Lambeth que Billie Jean comparte con su tutora, Cher, y su hermano mayor, Tom, ninguno de ellos pudo haber esperado lo que el futuro les deparaba solo con asistir a la infame escuela de...