[4] TOCADISCOS ━━ harry potter

hey jude

iii.

EL PRIMER DÍA DE CLASES, Billie Jean se despertó por los maullidos de Gato en su oído.

La noche anterior cenaron hasta estallar y fueron guiados por un prefecto a las mazmorras, por el pasillo a la derecha, donde quedaban las cocinas. Hicieron un gracioso patrón de golpes en unos barriles y el prefecto les asignó sus habitaciones. Niñas por un pasillo y niños por el otro. Billie Jean, Susan y Hannah cayeron como muertas luego de escoger sus respectivas camas. 

Ella se quejó silenciosamente al sentir los bigotes de Gato rozar su mejilla.

—Gato inteligente. —Susan se reía en alguna parte de la habitación. Billie Jean bostezó, se talló los ojos y arrugó la nariz con pereza—. No podemos llegar tarde al primer día.

—Si no llegas tarde —balbuceó Billie Jean, que recogió a Gato de su almohada y lo bajó al suelo. Ella acarició la cabeza peluda del felino anaranjado y lo soltó para que se escondiera debajo de la cama—. No causarás una impresión.

Hannah, parada debajo del marco de la puerta del baño, frunció el ceño con desconcierto.

—¿Quién te dijo eso?

— Mi tía Cher.

Susan y Hannah solo se rieron. No sabían mucho de tía Cher, pero por lo poco que Billie Jean les dijo la noche anterior mientras comían y entre los niños de primero decidieron conocerse mejor, podían hacerse una idea de cómo era la mujer. Ella dejó a las niñas alistando lo que les faltaba para poder salir, tomó una toalla y se metió por la puerta del baño. 

Billie Jean tenía una rutina especial por la mañana a la que nunca faltaba.

«No somos lo que la gente cree que somos» repitió en su mente, mientras se echaba agua fría a la cara para alejar el sueño que habitaba en su expresión adormilada. «Somos suficiente, tía Cher siempre dice que somos suficientes».

Una pequeña risa escapó de los labios de Billie Jean, sin creer ni por un segundo lo que acababa de pensar. El reflejo del espejo le mostraba unas horrendas ojeras bajo la cuenca de los ojos y la mirada cansada; esa sonrisa falsa en su rostro que no era muy convincente. Ella trató de pensar en Tom, sus comentarios sarcásticos que siempre conseguían la forma de hacerla reír. Él seguro le habría sugerido algo como ponerle explosivos mágicos a uno de los baños, solo por vivir la experiencia de un castigo de la escuela.

—Sí, eso funciona. —Ella suspiró, convencida ante la imagen de su reflejo. Las pecas en la nariz de Billie Jean se arrugaron para ajustarse la nueva expresión que le provocó el pensamiento. A Tom siempre le gustaron sus pecas—. Soy muy bonita, ¿a que sí? Me besaría a mí misma si pudiera.