thriller 4.0

2.7K 402 824
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



xlviii.




BEAUXBATONS Y DURMSTRANG LLEGARON a Hogwarts la noche del domingo 30 de octubre.

Harry estaba muriéndose de frío, como la mayoría de alumnos de la escuela, mientras esperaban signos de vida por parte de las otras dos instituciones mágicas. Los profesores se habían vuelto locos en su intento de volver todo impecable, entre ellos a los adolescentes, aunque Harry podía decir que, generalmente, los Slytherin sólo querían irse a dormir.

— ¿Cómo crees que vengan? — preguntó Daphne, ahogando un bostezo contra su mano cubierta por un guante de lana. La rubia apartó los mechones rosados de su cara y se colocó en la punta de los pies — Mi padre me contó que la rivalidad entre los colegios europeos es legendaria, deberán querer alardear. Estoy segura que nosotros lo haríamos si el colegio anfitrión fuera Beauxbatons o Durmstrang.

— Casi lo preferiría — dijo Tom, medio dormido sobre el hombro de Tracy. La morena, que sorprendió a Harry porque esperaba que tirara a Tom al suelo por su atrevimiento, se abrazó en busca de calor. — ¿Por qué tenemos que recibirlos todos? A los únicos que les interesa los rivales son los de séptimo año, o los que ya tienen 17. Sería más fácil ser envenenado por Snape.

Harry, Daphne y Tracy fingieron estremecerse. La última clase del viernes Snape los amenazó con envenenarlos haciendo uso de una de las pociones de Neville Longbottom. Ya lo había intentado antes, cuando le dio al sapo mascota de Neville la primera poción del año escolar el curso anterior. Neville lloró ese día, y de no ser por Daphne, se hubiera quedado sin Trevor por la insistencia de Snape a humillar al Gryffindor.

— ¡Ajá! — la voz de Dumbledore cortó el silencio expectante — ¡Si no me equivoco, se acercan los representantes de Beauxbatons!

— Ya era hora — Blaise resopló, dándose la vuelta para mirarlos. Theo, a su lado, lo imitó; las expresiones de ambos delataban lo hastiados que estaban — Se me congeló hasta el trasero aquí, por Morgana.

— Una desgracia — Tracy suspiró melodramáticamente — La vista de ese trasero es increíble.

Blaise le guiñó el ojo. Theo tosió algo que se escuchó como «reza que Weasley nunca te escuche decir eso», lo que le ganó un golpe bastante fuerte de Blaise a su brazo derecho. El pelinegro parpadeó con indignación, pero para diversión de Tom, Daphne, Harry y Tracy, el italiano lo ignoró, volviendo al espectáculo de caballos que descendía del cielo.

— ¡Son abraxan! — chilló Blaise, la voz aguda de la emoción tras reconocer los caballos. Él era un gran admirador de las criaturas mágicas, una de las razones por las que decidió raptar a Buckbeak, que ahora vivía con él y la señora Zabini. Harry, Daphne y Tom se habían desatornillado de la risa cuando Blaise les confesó haber sido el causante de la desaparición del hipogrifo el día que Harry enfrentó a Sirius en la Casa de los Gritos — ¡Son abraxan!

[4] TOCADISCOS ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora