EL COMIENZO;
(cuando la vida de harry potter fue condenada como una simple tragedia, sus padres habían estado dispuestos a hacer lo que sea necesario para protegerlo)
La profecía que hablaba del destino enlazado de Harry Potter y Lord Voldemort había sido prevista mucho antes de que Sybill Trelawney la dijera.
Para unos ojos malditos con el conocimiento del futuro como eran los ojos de Cyrene Potter, a ella le resultaba inevitable no mantener presente la razón de que su vida y la vida de todas las personas a las que quería fueran arruinadas. El tarot era un arma de doble filo con el que jugaba desde niña, en un intento por entender lo que significaban las pesadillas que cargaba en su consciencia. Era aquello por lo que Cyrene había dejado de sorprenderse con las tragedias que ocurrían a su alrededor.
Cuando Albus Dumbledore arribó a Valle de Godric en la mañana de un extrañamente frío 8 de agosto, con la intención de informarle al matrimonio Potter lo que podría ocurrirle a su hijo por culpa de una entrevista de trabajo insensata y un posible espía, Cyrene llevaba días con la visita de su antiguo director en mente. Lo único que ella pudo hacer fue mantener la calma y guardarse la frustración que sentía con cada palabra pronunciada por Dumbledore, las que Cyrene más temía en tiempos de guerra como los que vivían.
Voldemort buscará a Harry.
—Dijiste que dejarías el tarot.
Hubo una época en que la mirada de James Potter representaba lo que Cyrene gustaría de tener en su vida; el peligro de lo prohibido y la sensación de aventura que acompañaba una sonrisa problemática y unos ojos avellana que brillaban de travesura eran parte de las razones por las que quedó perdidamente enamorada de él, de lo que James era siendo un adolescente en un mundo de fantasía. Ahora no había más que vacío, cansancio y el hueco que antes contenía su espíritu jovial.
La guerra arrasó con todo lo que más amaba. Y había puesto sus intenciones turbulentas sobre su pequeña familia.
—No puedo quedarme quieta, James —murmuró Cyrene, sus dedos acariciaron la parte en blanco de las cartas del tarot. Ella estaba temblando, si era por el frío o por la anticipación, no tenía importancia—. Menos si nuestros hijos están en peligro. Esto no es solo sobre Harry, ¿cómo crees que afectará a Apolo que el Señor Tenebroso se haya obsesionado con su hermanito?
James intentó decir algo, calmar esa fiereza atemorizada en la mirada zafirina. Ninguna palabra salió de sus labios porque no se sentía capaz de mentirle a Cyrene. Ella tenía razón, siempre la tuvo al tratarse de los entresijos del futuro y las profecías; y aunque James amaría tomarla en sus brazos y hacerla olvidarse de la horrible situación, esa era una clase de mentira que él se negaba a construir alrededor de su familia.
—Dumbledore podría no estar hablando de Harry, los Longbottom...
El sonido de la mano de Cyrene al golpear la mesa silenció por completo la vaga esperanza que florecía en el pecho de James. Ella sintió ese característico cosquilleo en la punta de los dedos cuando hizo contacto por completo con una de las cartas; el ronroneo del oráculo le estalló la cabeza en señal de girarla y conocer el desolado futuro de una vez por todas.
—Dumbledore hablaba de Harry —dijo Cyrene, con un sollozo ahogado. El miedo a la verdad apuñalaba sin piedad su corazón de madre—. Él hablaba de nuestro pequeño bebé y yo no pude hacer nada para impedirlo.
El corazón de James aumentó la velocidad a la que iban sus latidos. Él era consciente de que Cyrene pensaba en sí misma como una completa fracasada por muchos de los aspectos más traumáticos de su vida; la guadaña de la muerte y el peso del legado familiar que la perseguían. Aún así, él conocía a su esposa y le resultó doloroso darse cuenta que, si Cyrene hubiera tenido la oportunidad de evitar los eventos que los llevaron a este día, en nombre de protegerlos, ella lo habría hecho.
—¿Y qué implica impedirlo con exactitud? —masculló James, frunciendo el ceño.
Cyrene agachó la cabeza, tomó la carta de la mesa con una mano temblorosa y se obligó a sí misma a enfrentar la predicción del oráculo; mientras su mundo lleno de alegría colapsaba sobre ella. Los brazos de James la rodearon, brindándole confort, pero la sensación de apoyo que el amor de su vida trató de transmitirle se desvaneció más rápido de lo que llegó y el óleo del velo de la muerte le dijo a Cyrene lo que más odiaba de su maldición.
Sin importar cuánto quieran evitarlo, las cosas siempre terminarán en la tragedia que haría sus espíritus romperse. No hay nada por hacer. Solo les queda dejarla llegar y esperar a estar preparados cuando la tengan que enfrentar.
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[4] TOCADISCOS ━━ harry potter
FanficCuando las cartas de Hogwarts arriban al pequeño apartamento de Lambeth que Billie Jean comparte con su tutora, Cher, y su hermano mayor, Tom, ninguno de ellos pudo haber esperado lo que el futuro les deparaba solo con asistir a la infame escuela de...