teen idle

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xlvii.




EL SUEÑO DE BILLIE JEAN EMPEZÓ con una playa.

La sensación de la arena bajo sus pies era bastante realista, aunque Billie Jean nunca había ido a la playa. El aire olía a salitre, el sonido de las olas de mar cortaba la quietud que rodeaba el paisaje vacío y el gélido viento que llegaba a las costas de Gales (no le pregunten cómo sabe que es Gales) le colocó la piel de gallina. A lo lejos, los colores del amanecer iluminaban todo el mar, un sol resplandeciente y naranja asomándose desde la línea del horizonte.

— Vaya — suspiró una voz desconocida — esto sí que es nostálgico.

Billie Jean giró la cabeza con curiosidad. 

Junto a ella, se encontraba una niña de su edad. Tenía el cabello rojo cobrizo, que a la luz del sol parecía una llamarada de fuego, la piel blanca como copos de nieve y los ojos de un azul oscuro, muy intenso. Lapislázuli. Le recordaban un poco a los de Tom Riddle, en la cámara de los secretos.

— Te he visto antes — susurró Billie Jean, sin estar segura de dónde. La niña pelirroja le prestó atención, atraída por el sonido de su voz. Era muy bonita, con las cejas castañas formando un delicado arco, los labios rosados y el rostro en forma de diamante. Ella le sonrió, una chispa de diversión brindaba luz a la mirada lapislázuli mientras Billie Jean trataba de formular una frase coherentemente — Estabas en la cámara, con Harry, en uno de mis sueños.

— Yo también te he soñado — le aseguró la pelirroja desconocida — y a él, pero él está en un mal momento.

— ¿Él? — repitió Billie Jean.

La otra niña apuntó a sus espaldas con el dedo pulgar. Billie Jean siguió la dirección de este, encontrando de inmediato a lo que la pelirroja se refería. Allí había un chico, también de su edad, con el cabello azabache desordenado y ojos esmeraldas cansados. Al igual que ellas, usaba el camisón simple blanco que le llegaba casi a las rodillas, las mangas sobresalían de sus manos entrelazadas, toda la concentración encima del amanecer, como si este le ofreciera calma.  

— Ambos vimos lo que pasó en los mundiales — continúo la pelirroja, y Billie Jean creyó que todo su sistema entraba en combustión al recordarlo. 

Había tenido pesadillas constantes acerca de los mundiales, las pociones de Madame Pomfrey no surtían efecto y las ojeras de su rostro deberían haber sido prueba suficiente de ello. No necesitaba que una desconocida le recordara aquel evento tan traumático. Ella pareció notar lo que causó, porque entrelazó sus manos y le sonrió tímidamente, una disculpa silenciosa que Billie Jean aceptó aliviada por dejar ir el tema. 

[4] TOCADISCOS ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora