my ordinary life

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liii.




A BILLIE JEAN NO LE interesaba qué tan importante era esto para el torneo, consideraba muy grosero ser despertada a mitad de la noche sólo porque Dumbledore quería hablar con ella.

La mitad de su cerebro luchó por procesar, de camino a la oficina del director, la razón detrás de este pequeño teatro. La profesora Sprout no dejaba de darle pequeños vistazos preocupados y la profesora McGonagall se veía dispuesta a cometer un asesinato, si no juzgó mal los murmuros malhumorados de la estricta escocesa, pero ninguna de las dos tenía el ánimo suficiente de explicarle a Billie Jean lo que estaba ocurriendo, más allá de la orden simple emitida desde el tribunal del torneo.

— ¿Qué demonios? — la voz conocida de Apolo atrajo la atención de Billie Jean a su izquierda. Tropezando en lo alto de la escalera que acababa de girar hacia la entrada del tercer piso, su cuñado tenía a Snape de escolta (cosa que, pensó Billie Jean, era una de las tantas ideas retorcidas de Dumbledore sobre el humor, porque no existía manera que alguien enviara a Snape por Apolo Potter sin finalidades maliciosas detrás) e iba de pijama, como ella. Su ceño fruncido delató la confusión que sentía de ser obligado a salir de la cama a tales hora — Hola, BJ.

— Hola, Polo — murmuró, retorciéndose los dedos de las manos nerviosamente. Deseo haber cogido al menos una túnica para cubrirse de los últimos vestigios del frío invernal en febrero. La presencia de los profesores tampoco ayudó a calmarla, menos Snape ya que tenía una cara de querer comérsela viva — ¿No sabes qué hacemos aquí?

Él se encogió de hombros.

— Snape sólo amenazó con envenenarme si no salía de la cama.

— ¡Severus! — reprendió McGonagall, tras escuchar las palabras completas de Apolo. 

Este sonrió, dirigiéndole al amargado profesor a sus espaldas una mirada triunfante que fue devuelta por una que prometía asesinato. Para el crédito de su cuñado, no pareció muy perturbado, ya que eligió ignorarlo y volvió a concentrarse en Billie Jean mientras Sprout y McGonagall le daban una clase rápida de modales a Snape.

— ¿Te han dicho algo?

— No — Billie Jean suspiró derrotada. Había querido saber lo que planeaba Dumbledore antes de llegar a la oficina del director, así al menos tendría tiempo de pensar en una excusa para negarse. Ella no quería formar parte de ese torneo de ninguna manera, le sobraba con ayudar a Harry a descubrir el acertijo del huevo dorado (que estaba en sirenio) y luego idear un plan para que su novio respirara bajo el agua durante una hora o más — ¿Por qué crees que nos necesitan?

[4] TOCADISCOS ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora