[4] TOCADISCOS ━━ harry potter

take on me

xxxiv.

VOLVER A HOGWARTS LE RESULTÓ MÁS ABRUMADOR de lo que Billie Jean había esperado cuando finalizaron las vacaciones de Yule.

Tal vez era el nuevo conocimiento que tenía acerca de su familia, y más específicamente, de Sirius, pero Billie Jean no podía evitar sentir los pelos de punta, la piel de gallina con anticipación a algo que no lograba entender del todo. Sumado a los sueños de sus padres, que sólo regresaron gracias a la constante menciones de sus nombres en historias que creyó perdidas y llegaron a ella a través de Alphard, no la pasó del todo genial mientras se acostumbraba otra vez a la rutina escolar.

— Esperaba algo más de usted, Black — siseó, casi de forma satisfactoria, la profesora Prince. Les había dejado un ensayo antes de irse a casa y lo entregó calificado la segunda semana de clase, al finalizar la hora de Latín — Es el primer trabajo vago que recibo de su parte.

El uso del adjetivo golpeó directo a su estómago. ¿Vago?

— No he tenido un buen año, profesora — susurró, mordiéndose el labio inferior. 

No era quisquillosa tratándose del estudio, pero que alguien definiera su esfuerzo como vago le dio directo en el orgullo. Era una de las mejores de su año, incluso con su historial rompiendo narices, la mayoría de los profesores encontraban más que satisfactorio su desempeño, tal vez hasta excelente, cuando realmente se esforzaba para hacer algo (y Snape no contaba, el sólo hecho de que nunca dio a Apolo la merecida E que requerían los ensayos del Gryffindor de quinto año le demostraban lo injusto que era el profesor de Pociones) y daba lo mejor de si.

Vago.

Recibió el rollo de pergamino, bajo la atenta mirada lila de la profesora Prince.

— No seré condescendiente debido a las circunstancias, Black — ella sonrió, de una forma que ninguna persona calificada para tratar niños debería sonreír — No me importa si se muere mañana, el trabajo debe estar re escrito en mi escritorio a primera hora o suspenderá. ¿Me ha entendido?

Billie Jean reprimió todas las palabrotas que quería soltarle a la cara y salió de allí, hecha una furia. 

Encontró a Harry escondido detrás de una armadura, la libreta de dibujo sobre sus piernas y el ceño fruncido de concentración mientras deslizaba su mano, el lápiz de carboncillo estampando el boceto de uno de sus nuevos dibujos que no dejaría a Billie Jean ver. Harry era receloso con el tema, no estaba segura de que siquiera Daphne o Tom hayan visto alguno de ellos, al menos no autorizados (sin regañadientes) por Harry.