Capítulo 39 - ¿Cuándo acepté?

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-Deja mis cachetes en paz.-cubrí mi rostro con mis manos.

-Esta bien. Ya no bromearé.-revolvió mis cabellos y entró.

Al cerrar la puerta, noté que se dirigía a mi habitación.

-¿Que..qué haces?-lo seguí enseguida.

-Yendo a tu cuarto.

-¡¿Que?! ¡Es...espera!

Apresuré mis pasos, sin embargo, al llegar Nathan se había quitado los zapatos y ya se encontraba acostado en mi cama.

-¿Q...qué haces?-pregunté.

-Dormir.-contestó.

-Una semana sin verlo y ya estaba más atrevido, pensé.

Tenía que ponerle un freno, de lo contrario, habrán próximas veces....

-N..no en mi cama.-dije.

-Muy tarde, ya estoy acostado.-sonrió y se acomodó aún más entre las almohadas a propósito. 

-¡Nathan!

Tomé su brazo con la intención de levantarlo. No obstante, parecía pagado a la cama.

-Vamos levántate.-volví a jalar con fuerza con ambas manos.

Fue entonces cuando sujetó uno de mis brazos y tiró de ella.

Terminé completamente encima de él. Quise levantarme, pero sus brazos inmediatamente rodearon mi cintura dejándome inmovil.

Estaba tan cerca que sentía su respiración. Lo único que impedía que mi nariz chocará contra la suya eran mi brazo sujetando su hombro.

-Sólo por un rato Lexi,¿ si?-ablandando mucho más la voz.-Han pasado muchas cosas estos días. Tomé el primer vuelo para llegar aquí.....No he descansado desde que bajé del avión.-explicó.

Recién allí noté su cansancio. De hecho estaba aún más exhausto que la última vez que nos habíamos visto. A pesar de ello, sus ojos emanaban tanto cariño que mis latidos comenzaron a apresurarse.

-Entonces duerme.-accedí.

Me liberé de sus brazos, giré al otro lado de la cama y me levanté. Cuando estaba a punto de pararme, sentí una mano sosteniendo mi muñeca.

-Quédate.-pidió. -Solo hasta que me duerma, ¿si?-continuó.

Parecía un cachorro que suplicaba no ser abandonado. Me era imposible decirle que no.

-So..solo por esta vez.-terminé diciendo.

Entonces volví a acostarme a su lado.

Nathan se volteó hacia mí. El calor de su mirada me hacía sonrojar. Por lo que aparté mi cabeza hacia el lado contrario y comencé a respirar profundamente con la esperanza de calmar mis nervios.

-El día anterior al que me fui ... .ese día ... .era el aniversario de la muerte de mi madre.-escuché.

¿Aniversario de muerte? Nunca había oído hablar de los padres de Nathan. Siempre creí que estaban muy ocupados o en el peor de los casos no querían verlo como en mi caso...

No imaginé que su madre había fallecido.

Ante mi sorpresa, me volteé y me encontré con aquellos ojos afligidos.

-Estoy bien.-sonrió y acarició mi mejilla.

En ese momento, mi corazón se estremeció todavía más. Me dolía verlo pretender estar bien cuando en realidad no.

-Solo la extraño.-pausó.-Era alguien realmente maravillosa.

-Me lo imagino.-dije.

-Le habrías encantado.-comentó mientras jugaba con mis cabellos.-Tanto como a mí.-añadió.

No pude evitar esbozar una sonrisa.

-Pero su mayor error en la vida fue enamorarse de mi...padre. -continuó.-Él nunca le fue fiel. De hecho nunca pudo serle fiel a alguien. Me sorprende que aún así haya decidido casarse de nuevo.-rió irónicamente.

-¿Por eso no has podido ir a clases?

-Hmmm...-se quedó pensando.-Viajé al otro lado del mundo para recuperar lo que le pertenecía a mama. Y estar en la boda fue el precio de ello. Mi padre siempre fue controlador. Así que al llegar me quitó toda posibilidad de contacto con el resto del mundo. -notó mi asombro.-Lo sé...es alguien difícil de lidiar. Bueno, en realidad, hay cosas aún más complicadas que tengo que explicarte.

-Sólo si quieres. A veces los asuntos familiares son complicados. Entenderé.-dije mientras pensaba en mis padres.

- Te lo iré contando todo a su tiempo. Sabrás todo de mí. -aseguró.- El viaje realmente fue algo de último momento, no sabía cómo decírtelo. Y enserio que no dejaron que me comunicara con alguien.-volvió a aclarar.

-Te creo. Además no hace falta que me cuentes todo de ti...

-No quiero que mi novia piense mal de mí.

-No pensaré mal de tí....

UN MOMENTO, ¿NOVIA?

-Cuán...cuándo acepté serlo.-reaccioné.

Nathan me tomó de la cintura y me acercó a él.

-El día que me robaste el beso. Te tienes que hacer responsable.

 Te tienes que hacer responsable

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