Capítulo 55 - En problemas

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-Señorita Venner, ya que se encuentra muy interesada en lo que digo.-de pronto escuché.-¿Por qué no nos cuenta su opinión acerca del tema de hoy?

-¡Rayos! ¿De qué hablo?-me alarmé.

-Emm ... .-no sabía qué decir.

-La estoy esperando señorita Venner.-insistía el profesor Hutson.

Unas risas interrumpieron mi momento de desesperación. Eran los mismos chicos de adelante que habían hablado mal de mí.

-Lo que me faltaba.-me dije.-No, esta vez no les voy a dar el gusto.

Miré de reojo el pizarrón y vi escrito : "Troya".

-Debería prestar más atención a la clase. No crea que porque tenga buenas calificaciones signifique que pueda estar distraída.-regañó él.-Si no le interesa puede retirarse de la....

-Es que no sabía si era correcto el punto de vista desde donde lo analicé.-enseguida dije.

El profesor no esperaba dicha respuesta.

-Bueno, en ese caso coméntanos.-dijo asombrado.- Toda opinión es válida en esta clase.-suavizó su tono.

-Pues...relacionado a Troya.... está la famosa historia del caballo de madera.-observé que él asintió con la cabeza.

-Genial. Era la "Troya" que me imaginaba. Por suerte acerté con el tema.-me alivié.

-Sabemos que los griegos se ocultaron en un caballo gigante de madera como estrategia para vencer a los troyanos. Estos sin saberlo, levantaron sus muros creyendo que la enorme construcción era una especie de regalo en señal de la rendición de sus enemigos y al final terminó siendo su perdición. Primero que todo, opino que fue una buena estrategia el caballo para derrotar a los troyanos.-dije con más seguridad.-Pero pienso que lo que los venció no fue el caballo en sí.-concluí.

-Interesante.-sonrió el profesor.- Entonces, ¿díganos qué fue lo que los derrotó?

-El ego.-miré a cada uno de esos chicos.- El creerse superiores sin saber si realmente lo eran.

-Eran bastante buenos. Los troyanos tenían un ejército invencible. Tenían fama de tener grandes guerreros.-acotó de repente uno de los chicos de aquel grupo, quien sí entendió la indirecta, lo cual me sorprendió.

-¿Y cómo es que terminaron perdiendo la guerra?-le cerré la boca.

Aquel chico no esperaba dicha respuesta. Quería contraatacar pero no sabía cómo. Así que se tuvo que callar.

-¿Y por qué cree que fue el ego, señorita Venner?-preguntó aún más entusiasmado el profesor.

-Porque fue lo que los llevó a creer que los griegos se habían rendido. Si uno piensa detenidamente en aquella situación en donde hay dos bandos, los griegos y los troyanos, que están peleando sin parar y no hay una victoria segura de ninguno de los dos, que de pronto, uno de ellos se "rinda", ¿no es sospechoso? Pero aún más extraño es que antes de que los griegos se "retiraran", les hayan hecho un "regalo"-refiriéndome al caballo de madera.-Puede que hayan sido muy buenos guerreros los troyanos.-miré al chico que había comentado.-Pero si no hubieran subestimado al enemigo, no habrían perdido la guerra. Fueron muy ingenuos al ya dar por hecho de que los griegos se habían rendido. Dejarse llevar por el sentimiento de superioridad fue la peor decisión que tomaron. Dicha torpeza tuvo un precio muy alto.-concluí.

Aparentemente el chico que me había interrumpido, les contó sobre mi indirecta a sus amigos, porque, en ese instante, recibí muchas miradas asesinas.

Dime por qué te gusto [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora