Capítulo 58 - El centro de atención

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Era una hermosa mañana, el sol brillaba con todo su esplendor mañanero, las aves cantaban alegremente y el viento rozaba suavemente nuestros rostros. Era difícil ocultar la felicidad que sentía. Nathan me había esperado en la puerta del departamento con unos muffins de Bakery, la mejor panadería de la ciudad.

Cada mordisco era un deleite para mi paladar. A pesar de haber desayunado en casa, no podía desperdiciar el desayuno sorpresa que había recibido ya que él se resistía a comer uno.

-¿Por qué estás tan contenta?-preguntó Nathan pretendiendo no saber la razón.

Liberé una mano de la caja de muffins, y tomé su mano.

-Porque estas a mi lado.-le seguí el juego.

Y al instante noté sus orejas tornarse de un color rojizo. Al parecer no se esperaba dicha respuesta.

-¿Alguien se puso colorado?-abracé su brazo.

-No es cierto.-miró para el otro lado.

-¿Por qué tenía que ser tan tierno?-pensé.

-Bien, bien, bien, no estás colorado.-reí.- Dime una cosa, ¿a qué hora te despertaste para ir a Bakery? -viendo que seguía esquivando mi mirada decidí continuar bromeando con él.-No me digas que justo estabas en el otro lado de la ciudad.-me pegué más a él.

Las orejas de Nathan pasaron a un rojo vivo. No podía desaprovechar esta oportunidad, así que sin esperar que dijera algo, me puse de puntitas y besé su mejilla.

-Gracias. Eres el mejor.-dije.

Y rápidamente solté su brazo y apresuré mis pasos dejándolo en blanco por un segundo.

-Espérame.-corrió hacia mí.

Mientras nos acercabamos a la escuela, números ojos no paraban de seguirme. Pues a diferencia del otro día, Nathan, esta vez, estaba a mi lado. Sus miradas de asombro, burla, envidia, odio y entre otras cosas, comenzaban a ponerme incómoda. Es decir, aún manteniendo distancia con él, no lograba dejar de ser su centro de atención.

Sabía que esto iba a pasar algún día, pero, a pesar de ello, no estaba preparada.

Todo empeoró cuando entramos juntos al edificio. La reacción de los estudiantes en el pasillo me estaba matando por dentro.

-Tranquila Lexi, ignóralos. Solo ignóralos. Has de cuenta que no existen.-me decía una y otra vez.

Sin embargo, sus murmullos y sus miradas juzgadoras me generaban cada vez más inseguridad. Y justo cuando quería salir corriendo, alguien tomó mi mano.

La dulce sonrisa de Nathan calmó mis nervios y su mano tomando firmemente la mía me dio la seguridad que necesitaba. En ese momento, ya no importaba lo que pensaban los demás ni siquiera mis propios pensamientos. Sólo había una sola cosa clara: no encontraba razón para no enamorarme más de él.....

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Durante el almuerzo decidimos ir a comer fuera de Dexter. Después de todo Lana y yo queríamos comer tranquilas sin que todo el mundo pusiera sus ojos en nosotras.

-Me alegro que no te hayas olvidado de que soy tu mejor amiga.-decía mientras se metía una papa frita a la boca.

-¿Me estás haciendo una escena de celos?-me reí.

-¿No se nota?-cuestionó.-Nathan se ha robado todo tu tiempo.- mojaba otra papa en el aderezo de tomate.

-No me había dado cuenta que eras celosa.-seguí bromeando.

Dime por qué te gusto [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora