Capítulo 10- La mansión Moon

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Ya era sábado y estaba en la puerta de la casa de Nathan. Bueno, en realidad de la casa de sus tíos. Hace poco se mudó con la familia de Dylan.

Me armé de valor y toqué el timbre una vez que mi reloj dió las 3 en punto (horario que habíamos acordado en vernos). Mientras los segundos pasaban, mi corazón latía aún más fuerte. Estaba un poco nerviosa, bueno tal vez demasiado siendo honesta. Era la primera vez que iba a la casa de alguien de Dexter que no fuera la de Lana. Y saber que estaría un par de horas con el galán de la escuela me ponía aún más intranquila.

¿Cómo debería actuar una vez dentro? ¿Y si hacía algo ridículo? O ¿le parecía super rara? O peor aún, ¿si me detestaba y ya no quería trabajar conmigo? ¿Y si por eso desaprobaba? ¿Y por no pasar una asignatura desaprobaba las demás? Y si....

El sonido de unos pasos acelerados interrumpieron mis pensamientos. La puerta se abrió.

-Hola.-dijo Nathan sonriendo.

Parecía nervioso, aunque eso no tendría sentido, ¿por qué estaría nervioso?

-Hola.-contesté devolviendo una sonrisa forzada.

-Pasa.-se aparta de la entrada y entro a la casa.

¡Pero qué casa! Era más grande de lo que se veía desde afuera, parecía una mansión lujosa con sus pisos de mármol, sus luces gigantes de cristales colgantes, sus decoraciones de dorado y plateado...Mejor dicho era una mansión lujosa.

-¿Cómo es que nunca supe la existencia de semejante arquitectura , viviendo a tan pocas cuadras? Ahora entiendo por qué a la gente le gusta ir a las fiestas de Dylan.-pensé por dentro.

-¿Has almorzado?- dijo de repente.

-Emm..si.-respondí tratando de disimular mi admiración por el diseño interior.

-¿Quieres algo de tomar?

-Emm...no. Gracias.

-Okey....Bueno.... Entonces vayamos a mi cuarto.-notó mi cara de desconcierto.-En un rato llegará mi primo y créeme que no tendremos paz.-explicó al instante.

-Esta bien.-dije mientras lo seguía hacia las escaleras marmoladas.

-Mi habitación está arriba.

Una vez en el segundo piso, pude ver la increíble vista panorámica de la casa. Caminamos hasta el fondo del pasillo para llegar al cuarto de Nathan.

-Siéntate en donde quieras.-dijo señalando la mesa de cristal frente a una de las ventanas.

-Aquí está bien.-elegí el asiento de la esquina frente a la ventana.

-Si la cosa se pone incómoda, por lo menos tendré la vista del colorido jardín, que además tiene una piscina.-me autoconsolé.

-Puedes dejar tus cosas en donde quieras.-Miró mi mochila sobre mis piernas.

-Emmm, okey. Gracias.- dejé la mochila en la silla del costado.

-Voy a buscar mi cuaderno y algunos libros que nos servirán.- asentí con la cabeza.-Espero que estos libros sean suficientes.-apoyó todo sobre la mesa y se sentó al otro costado de la esquina de mi asiento.

¿No estará demasiado cerca?

-Comencemos entonces con el primer punto. -leyó en voz alta la consigna.- Bueno en este punto debemos iniciar usando la fórmula de la clase anterior, ¿qué piensas?

-Emmm...no lo sé.-me dió un poco de vergüenza admitirlo.-Para ser franca, no soy buena con esto de los números.-Respiré profundo y continué.- Tampoco entendí bien las clases...no creo ser de gran ayuda.-dije apenada.

-Esta bien, no te preocupes. -trató de confortarme.- Si quieres yo te explico.-sonrió dulcemente.

-Promete no perder la paciencia.-advertí.

-No lo haré.-rió.

Jamás hubiera creído que Nathan sabía tanto de matemáticas y lo más increíble era que entendía todo lo que decía. 

Bueno, no al principio. Luego de varios intentos , justo cuando creí que se iba a dar por vencido, ¡logré comprender!

La emoción que me dió cuando realmente logré resolver el ejercicio por mi cuenta fue lo mejor que me pasó en la semana.

-Me salió.- casi que lo grité y al instante ya me arrepentí porque parecía buscar que me felicitaran.

-Bien hecho Lexi.-dijo orgullosamente y me sonrojé.

NARRACIÓN EXTRA

Lo cierto era que Nathan no sólo era bueno en las matemáticas, sino que también en las otras materias. Aprendía rápido y no tenía que hacer mucho esfuerzo para sacar buenas calificaciones. Desafortunadamente no tenía interés en mantenerlas altas. Sumado al hecho de que faltar a clases era costumbre de él, pues se aburría en la mayoría de ellas. 

Por esas razones, pocos eran los que conocían ese lado de él. La mayoría sólo lo conocían por ser el más guapo de toda la escuela....

 La mayoría sólo lo conocían por ser el más guapo de toda la escuela

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