Capítulo 9

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Sonrío disfrazando lo que en realidad quiero hacer y es lanzarme a llorar en un rinconcito, llorar y llorar hasta quedar cansada por el esfuerzo, hinchada por los mismo, que al final del día al dormirme, despierte y esto sea solo una pesadilla.

Sin embargo, soy una mujer que a empujones aprendió muchas cosas, lloro porque es el mejor método de desahogo, no obstante, se muy buen que así no resuelvo nada.

Llorando no pude evitar que me echaran de casa, tampoco nos dio de comer a Hope y a mí en las calles hasta llegar aquí por Theressa, llorando no cambia mi situación, menos sana a mi hija.

Pestañeo reteniendo lo que tiene que estar en su lugar, ante Hope debo seguir siendo héroe, la capa protectora en el pequeño mundo donde se maneja.

—¡Chocolate! —exclama Hope.

Acto seguido, ella y Mark me abandonan por Travis, es su risa la que esta tras mi espalda.

—¡Pequeños! —sigo en cuclillas, de espalda, tomando el tiempo para recuperarme y así poder volverme con una maravillosa expresión, si eso.

—Jugué béisbol hoy —le cuenta Mark.

—Yo no pude jugar, mis ojos molestan mucho y mami dice que es bueno estar tranquila —comenta Hope.

Como la amo, hace todo lo que le pido para estar bien.

—Que inteligente son —los halaga —. Ya verás que vas a curarte, podrás jugar pronto todo lo que quieras —hace una pausa en lo que yo busco fuerzas para erguirme en toda mi estatura —. ¿Shayna?

Aquí vamos Shayna, no flaquees, puedes con esto y más.

Claro que sí.

—Hola Travis.

Por la cara que pone, juraría que nada de todo mi esfuerzo valió la pena. Se echa a Hope encima, tomo a Mark conmigo, junto a la lonchera, los dos iniciamos en silencio el recorrido que nos lleva al albergue.

—Aquí estamos, Shayna, ya verás que salimos de esta, volveremos a reunir el dinero —anima.

No llores, por favor manténganse a raya.

—Tranquilo, dejen de estar arriesgándose, no soportaría que uno de ustedes terminara preso —espeto, moderando la voz, los niños deben seguir ahí, sin enterarse de muchas cosas.

—Sabemos lo que hacemos —replica.

—¿Tienes idea de cuantos años se le da aquí a quienes encuentran con esos paquetes? —cuestiono entre dientes —, incluso cadena perpetua.

Callo, es mejor dejar el tema ahí. Mis amigos saben que para quienes trabajan son unos malditos sin escrúpulos, a ellos le va a valer nada hundirlos, meterlos preso de por vida, matarlos incluso, para que sus bocas queden cerradas para siempre, así como se lavan las manos, no tardarán nada en hallar un suplente.

—Shayna...

Gracias al cielo llegamos al albergue, dejamos a los niños sobre sus pies, Tiffany los está esperando para llevarlos a comer.

—Vayan, luego me esperan para ducharlos, eh, sin correr —reviso beso doble en las mejillas, seguido chocan sus diminutos puños con Travis.

—Chocolatoso, si me sacas la vuelta...—señala Hope en advertencia.

—Tranquila, Hope, chocolate va a cumplir —asegura Mark, siendo más sutil que mi luz, solo que él usa palabras más diplomáticas, esa es su defensa —. Traerá barras de chocolates para todos.

Travis se hace Hull inflando el pecho.

—Ustedes dos, me los voy a comer como deliciosos chocolates —incluso vuelve el tono mucho más áspero.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora