Capítulo 34

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Todas las miradas están enfocadas en nosotros. Sujeto el brazo de Dante queriendo evitar una contienda aquí, sin embargo, a pesar de todo sigue siendo fuerte, se mantiene en la misma postura, irreversible.

—Así dicen que luego soy yo el que no los deja en paz —el sarcasmo de Thomas raya a la ofensa.

Los músculos tensos de Dante tienen todas mis alarmas activadas, está respirando irregular, destila rabia por cada poro.

—Todo lo que sube, tiene que bajar —sigue Dante, en algo que no logro entender.

—Señor Franceschini, por favor, regrese a su lugar —ordena un delegado.

Se endereza, abotonándose la chaqueta, analiza el cuadro de la familia Murphy con una suficiencia asombrosa.

—¿Me está amenazando? —cuestiona Thomas, haciéndose el ofendido —. Puede decir las cosas de frente.

Esto va a terminar mal sino se para con tiempo, sigo jalando a mi esposo, molesta, está dejándose llevar por las emociones.

—Solo recuerdo —aclara Dante.

—Dante, por favor, vamos a nuestro lugar —pido.

Respirando profundo, deja a todos confusos, incluso a mi, sin embargo, obedece volviendo al lugar donde debe estar, tallándose la frente.

—¿Me puedes explicar que es lo que te pasa? —investigo a su oído.

Afloja el nudo de la corbata, bajo la mesa mantiene las manos, las toco, están más caliente que cualquier parte de su cuerpo, por instante me siento mal de regañarlo, pero él es quien tiene la mente más fría de los dos y que pierda el control incita a que lo pierda yo también.

—Yo me entiendo y con eso basta —zanja, brusco.

Aquí van sus cambios de humor, incluso se aparta un poco más de lo debido, debo aguantarme así tenga que pasar con doble de fuerza esa sensación, la amargura.

Que Sophie se haya ido corriendo en medio del juicio, llevó a la pausa donde se espera una decisión porque tenemos horas debatiendo el caso, cada parte atacando con más ímpetu a cada oportunidad de apelación.

A Thomas no le sentó bien que se haya ido, a mí tampoco, aún así, ella es dueña de su vida, no puedo simplemente obligarla, aunque en el fondo tenga un poco de decepción, si ella solo hubiera hablado, presentando aquellas evidencias, las cosas serían más segura.

Justo ahora no estaría tan nerviosa, teniendo el corazón en un hilo porque no tengo una sola idea de que es lo que decidirán, sea cual sea el veredicto yo no me voy a conformar.

Debo ser honesta, las cosas por más que declaren a mí favor, digan todo lo que pasé a lo largo de los años, no pintan del todo bien para mí, ni para Hope, esto es todo por ella, aún así, continúo con la esperanza.

La llegada del juez nos toma a todos por igual, los periodistas no dejan de sacar fotografías, murmurar. Se hace el silencio en lo que sube al estrado, para prescindir de su silla.

Priscila mueve la cabeza en un ademan indicándome que mantenga la calma cuando me muevo impaciente, golpeando la mesa con los dedos.

Ya Dante no expresa nada, quizá olvidó lo que sucedió y por eso está tan tranquilo, aunque sus constantes indirectas que para nada comprendo sus actitudes, debo confesar que estoy un poco asustada por lo que sea que esté pensando.

Olvida las cosas, pero tiene una nueva aplicación en su móvil la cual cada vez que despierta se encarga de revisar y si se le olvida hay una alarma sonando prácticamente cada dos horas.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora