Capítulo 37

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Shayna

Las malas noticias corren rápido, sin embargo, para mí esta es justicia, Charlie Murphy ha sido arrestado, mientras que Tracy permanece prófuga en este momento de la justicia y Thomas sin muchas posibilidades de vivir.

Los encabezados en los sitios web del buscador, tienen miles de publicaciones con respeto a lo que está pasando, todas las propiedades bajo los Murphy están siendo clausuras, así como las cuentas y los negocios cerrados, estás primeras congeladas.

Vaya.

Se creían lo último y lo primero del universo y en un chasquido de manos, se le vino todo encima.

Encabezo en la redacción de cada reportaje, todos o la mayoría señalan que yo fui la causante del descenso de los Murphy, algunos no son muy sutiles a la hora de escribir, existe la prensa amarillista y periodistas muy empecinados en algo que no existe o en defender lo indefendible, por eso siguen con lo mismo, nombrándome por lo que fui y a lo que hasta ahora no quiero darle importancia, tengo cosas más importantes en las que preocuparme como un conjunto de machistas, narcisistas o lo que le siga.

Me quedo con lo bueno, de algo sirvió tanto sufrimiento, aunque me hubiera gustado evitar muchas cosas, fueron los azares del destino y de la vida.

Espero en ningún lado en específico, en un pasillo cualquiera, sin siquiera tomar agua porque tengo todo cerrado hasta que no sepa de mi hija o de mi esposo.

Han pasado aproximadamente cuatro horas desde que Hope entró a cirugía y diecinueve en cuanto a Dante.

Tantas horas sin saber nada me tienen con el miedo a la deriva, asustadiza.

Siento la presencia de alguien a mi lado, un perfume caro se cuela por mi nariz, reacciono para mirar hacia el lado.

-Señora Diane -identifico.

Ella está visiblemente afectada por todo lo que está pasando. Con un pañuelo delicado está limpiándose el rostro.

-Lamento no estar aquí para ti -susurra apenas audible, no me mira, solo se concentra en jugar con las correas de su bolso -. Pedir perdón no se si sea tarde para mí...

Esto es extraño, la verdad que lo es. Ella nunca me calló mal, solo me decepcione porque veía en ella más de lo que hacía o más de lo que debía según aquel criterio nefasto a seguir.

-No tengo nada que perdonarle, no soy una persona de guardar rencores, solo estuve decepcionada como mujer de otra -respondo, honesta.

Se da unos últimos retoques en el rostro, casi imposible, el centenar de lágrimas siguen saliendo.

Ahora que me detengo a analizarla, Diane también necesita ayuda.

-Lo sé -admite, cabizbaja, no obstante, sigue observándome -. Me hubiera gustado tener esa misma valentía que tú, tal vez mi vida no hubiera sido tan miserable y la de los míos -hace una pausa, tomando aire -. Confieso que te admiré desde el primer día, en ti vi el reflejo de mujer que a mí me hubiera gustado ser.

Acepto el apretón de manos, reteniendo la suya por más tiempo entre las mías.

-Aun está a tiempo de serlo, señora Diane, nunca es tarde para redimirse o para comenzar de nuevo, se lo digo yo -la conversación está tomando un rumbo melancólico. No he llorado desde ayer a pesar de tener a mis dos amores en cirugía con un destino incierto, pero tocar temas tan sensibles como lo es la violencia, que una mujer tenga baja autoestima o en este caso, identificándome con Diane tanto como lo hago -. No importa la edad, solo lo que queremos y el sentimiento.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora