Me niego a que continúen resguardándonos toda la noche a mí y Hope, tienen vidas que simplemente no se pueden reducir a nosotras, además de que estoy segura de algo, Thomas Murphy no actuará tan rápido en represalias, si algo sé de ese tipo de personas es que le gusta el suspenso para los que consideran sus presas y eso es lo que somos mi hija y yo para él.
Aseguro cada entrada de la casa antes de siquiera poder soltar bien la mano de Hope. Está feliz de estar en casa de nuevo, así prefiera estar en el albergue.
—¿Segura que estás bien, mi luz? —indago, sentándome en la cama de su habitación, la observo tocar sus cosas.
Se mueve por todos lados, incluso tiene un peinado diferente del que tenía en la mañana y gomas para el cabello también nuevas.
—Si mami —toma su muñeca favorita, se quita los zapatos como toda una niña grande antes de subir conmigo a su cama —. Oye, mami.
—Si, dime, mi luz.
Voy quitándole las gomas del pelo, también inspecciono de que no hayan estado apretadas en su cabecita. Hicieron todo con cuidado, desde la ropa y lo más importante, los medicamentos.
—Entonces, ¿Ese señor es mi papá?
Concentro la morada en las gomas que ahora yacen en la de mis manos, las estiro, vuelvo a dejarlas tal cual estaban.
—Lo es —acepto, respondiendo en un suspiro.
Arruga las cejas de esa forma tan particular, pasó un dedo entre las dos.
—¿Ya dejó de trabajar mucho? —sigue preguntando, no quiero responder a todas las mentiras que le dije, tampoco que se haga ilusiones porque de la noche a la mañana ese interés por Hope a mí no me da buena espina, no es honesto, no es transparente y no quiero que mi hija sea solo un objeto de trofeo o de valor, ella merece más.
—Si, mi luz —se hace una pausa, la pequeña cabeza debe estar maquinando —. Oye, ¿A ti cómo te trató?
Le llamo con la mano, empezando a quitarle la ropa, le pondré el pijama, aprovecho para mirarla. Estoy pellizcándome lejos del radar de sus ojos, quiero ser consciente y que no sea un sueño de tenerla de nuevo.
Pasé las peores horas de mí vida lejos de lo más vital e importante que tengo.
—No es cariñoso, le grita a todo mundo, pero a mí, no, preguntó si tenía hambre y me pidió que dejará de llorar, que eso me hacía daño.
Al menos mostró un poco de humanidad y no fue un completo animal. Sin embargo, dice ser el padre y se llena la boca de repetirlo, más eso no lo hace del todo.
—¿Jugó contigo?
Hope mueve la cabeza, negando.
—No, siempre está ocupado, parece un señor muy gruñón, no me gustan sus gritos, asustan, pero, ¡Sophie si jugó conmigo! —informa feliz —. Tan bien la señora que dice ser mi abuela.
Me alegra que al menos en esa casa dos personas la hayan tratado bien. La espina de si la novia y la otra hermana de Thomas se acercaron para molestar, se retuerce muy profundo.
—¿Alguien más es gruñón? ¿Te gruñeron a ti? —no quiero preguntarle directamente a una niña de tres años en términos que se me apetecen insultar a dos señoritas, la educación de Hope va primero que mi ira.
Saca los pies del pantalón que tiene, antes de entrarlo en el de pijama.
—La otra, esa, su hermana gruñona dijo que me fuera, pero Sophie la mandó muy lejos —se ríe.
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HOPE ©
General Fiction"Soñamos para tener esperanza. Dejar de soñar, bueno, eso es como decir que no se puede cambiar el destino" _ Amy Tan