Capítulo 31

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Sophie

Busco a mamá por toda la casa, un rato está en el jardín y al siguiente desaparece para al final del camino hallarla en medio de su habitación ingiriendo un par de pastillas, más de las que ya tomó.

—Mamá, ¿No crees que es ya suficiente de esa droga? —cuestiono, entrando le arrebato el frasco.

Desato un forcejeo entre las dos, por un pequeño recipiente, se aferra a él cuando logra quitármelo.

—¡Fuera de aquí, Sophie! ¡No pedí la presencia de nadie! —ordena.

Esta no es mi madre.

Hace tiempo yo no tenía esta imagen de ella, desde que Angus se fue de casa por varios motivos, uno de ellos es la enfermedad que lo mantiene condenado a una cama de hospital esperando el momento en el que se muera de una vez. Él otro, un motivo que todos callan, incluyéndome.

—¡Es suficiente, mamá! ¡Te la pasas todo el día drogada! No te das cuenta de lo que sucede a tu alrededor, creí que querías a Hope y ni siquiera has ido a verla, lleva una semana ingresada y tú nada.

La vista se le empaña a consecuencia de las lágrimas, alza el vaso con agua, bebiendo de él.

Está demacrada, el maquillaje tampoco es que haga magia y mi mamá ni siquiera desea ser maquillada, peinada u arreglada.

¿Cuándo vi a Diane Murphy usar sandalias de piso todo el día o pasarse en pijamas las semanas? Ella es más de tacones caros, trajes que le sientan muy bien, joyas, dándome una muestra de cómo seré cuando tenga su edad, a ella me parezco tanto.

—Si la quiero —asegura en un susurro —, pero no soy buena para ella en estos momentos, mi nieta necesita otros aires.

En eso estoy de acuerdo, esta casa tiene mucha maldad, secretos que yo desconozco y otros que solo finjo no vi o escuché nada porque hasta los que pertenecemos a esta familia podemos salir perjudicados y la muestra de ello es el estado deplorable de mi mamá.

Soy muy apegada a ella a pesar de todo, le perdono sus fallas, porque somos humanos, aún así solo siento cariño por parte de ella y Charlie, con todo el mundo mi hermano es el peor de los hombres, es un desgraciado y no lo voy a justificar, pero a mí me cuida, mima y consciente.

—Exactamente, mamá, por eso no entiendo cómo es que no haced nada para que se la devuelvan a su madre, Hope es una bebé, está enferma, necesita cuidados y Margaret es la menos indicada para ello cuando le grita por todo, casi le pega sino llego y quién sabe que le hará en mi ausencia —explico.

La tristeza en mi mamá es algo palpable, visible, se mantiene llorando la mayor parte del día, nerviosa, por todo tiene esos ataques y por ello es que bebe tantos antidepresivos, todos los síntomas que presentan son los de una persona con depresión, sumado al expediente que nadie sabe, pero si existe de los maltratos físicos, psicológicos y abusivos de Angus.

—En verdad, lo lamento, Sophie, duele que no pueda hacer nada por mi nieta.

Se aleja, sentándose en el diván que da al balcón y de dónde tiene una vista espectacular de las flores, los árboles podados del jardín.

Golpeo la cama con los puños, tomando impulso, voy sentándome en indio a su lado, busco sus manos tirando de ellas, así logro que me mire.

—¡Claro que puedes, mamá! La mayor parte de todo lo que nos rodea es tuyo, Angus tenía su fortuna, pero al casarse contigo sabía que eres superior a él en todo, si te lo propones, no se mueve un centavo sin tu consentimiento, usa eso para influencias, sabes que Shayna no es una mala madre, además nunca lastimó a su hija como dicen, se casó y si te unes a ella junto a su esposo, Dante Franceschini, logran pronto que le den la custodia de Hope.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora