Hope duerme como un angelito, lo que es. Mi bebé es la criatura más hermosa que jamás haya podido conocer, la amo con todas mis fuerzas, con todo lo que soy.
Esta tarde Hope solo se ha dedicado a dormir, normalmente ella por las tardes juega, canta, se divierte, hace los deberes de la guardería, sin embargo, esta vez mi hija no tiene ánimos ni para levantarse por sí misma.
El medicamento que le suministré disminuyó su dolor de cabeza, no obstante, sus ojos siguen irritados y rojos.
Que Dios me dé fuerzas, cada segundo que pasa pienso lo peor, una idea más descabellada que la anterior.
Me digo a misma que todo estará bien, que solo es un dolor de cabeza, sin embargo, ya le ha dado antes, en repetidas ocasiones, sus ojos irritados no es la primera vez que los veo así.
Ahora que presto atención a los detalles de los últimos meses, reparo en que Hope por cualquier cosa tiene los ojos rojos.
—Estará bien, Shayna —trata de tranquilizarme Theressa, dejando una mano sobre mi hombro.
—La desesperación permanece en mí, There —musito angustiada, inevitablemente mis ojos se empañan por las lágrimas —. Sabes lo activa que es mi bebé, mírala There, solo quiere dormir.
Sollozo de inmediato, mi cuerpo se sacude, con mi mano trato de callar los gemiqueos que abandonan mi boca.
Theressa rodea mis hombros con sus brazos, atrayéndome hacia su pecho.
Me aferro a mi amiga.
Theressa es lo más parecido que tengo a una familia, ella me recogió de la calle cuando estaba muriendo de hambre y mi bebé empezaba a moverse dentro de mi vientre.
Recuerdo ese día como si fuera hoy.
—La llevarás al doctor mañana, ya verás que Hope estará bien y volverá a ser la misma bebé alegre de coletas castañas que conocemos —anima. Su pecho sacudiéndose junto al mío.
Theressa está llorando.
Ella ama tanto a Hope, es la tía que a mi niña le quitaron.
—Eso espero, There, porque no soportaré jamás saber enferma a mi bebé —espeto, con el nudo aún en mi garganta.
Nos quedamos durante un tiempo calladas, el silencio es bueno en estos momentos para mí.
Pronunciar palabras está lejos de ser posible para mí, se atoran en mi garganta, empujan con fuerza, pero el nudo les impide pasar, además son nulas.
—Debes comenzar a alistarte corazón —recuerda Theressa lo que ya yo sabía, pero que me he demorado —. Ahí fuera hay un mundo que debes comerte para salir adelante con tu pequeña bebé.
Levanta mi cabeza, con sus pulgares limpia mis mejillas, alejando los rastros de lágrimas.
—No quiero dejarla —mi voz sale como un hilo, fina, baja —. Ella me necesita.
Me alejo de Theressa para besar la frente de Hope, acariciando su pequeño cuerpecito, cubierto por la manta de Frozen, su favorita.
—Te entiendo perfecto eso, Shayna, solo que te invito a pensar, las consultas con el doctor se necesita dinero, ida y vuelta, seguro someterán a Hope a estudios que el seguro que tenemos no alcanza —enumera las causas —. Necesitas levantarte, por ella, Shayna, por Hope.
No sé qué haría sin esta mujer.
Le doy otro beso en la frente a mi bebé antes de levantarme como dice Theressa.
—Lo haré por Hope —digo poniéndome en pie, empezando a buscar la ropa que debemos usar hoy —. La medicina está en el cajón de arriba...
—Por si despierta con dolor, le toca una cucharada cada seis hora —completa mi oración interrumpiéndome —. Shayna, si hay alguien que conoce a Hope tanto como tú, soy yo. Por algo soy su madrina y también su tía.
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HOPE ©
General Fiction"Soñamos para tener esperanza. Dejar de soñar, bueno, eso es como decir que no se puede cambiar el destino" _ Amy Tan