Capítulo 7

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No he podido dormir en toda la noche, muchas cosas rondando por mi cabeza, la posición en la que duermo ha sido un poco incómoda, nuestra cama en el albergue es un poco más amplia, esta es más diminuta, además que vigilo a Hope de que no se vaya a lastimar el brazo canalizado.

Justo como el doctor lo ha dicho, una enfermera entra a las cinco con cinco minutos de la mañana para medicar a Hope, me veo despertándola a pesar de sus protestas para no hacerlo.

—Vamos mi amor, mientras más pronto te despiertes, más pronto nos iremos a casa —aseguro, besando su cabello castaño.

Hope se endereza en la cama, no abre mucho los ojos debido a que la molestia en ellos persiste, sin embargo, está el día de hoy es minoritaria debido a los medicamentos.

La enfermera le ofrece una cálida sonrisa a mi bebé, enseñándole una bonita tablilla de dibujos animados.

—Colocaré esto en tu brazo para que no se vea tan feo.

Agradezco que sea amable con mi bebé, lo menos que Hope necesita es a una enfermera malhumorada porque no ha dormido.

Hope asiente.

El líquido se desliza a través del pequeño espacio entre la manguera del suero y la delicada vena de Hope, al principio Hope no lo siente en lleno, no obstante, al flujo aumentar, se queja de la picazón que le produce.

—Ssh, tranquila mi bebé, ya pasará —susurro, flotando sus brazos.

La enfermera terminando de medicarla y como prometió, adorna la muñeca de mi bebé.

—Esto evitará que doble la mano y la vía se tape —explica con paciencia.

— ¿A qué hora vendrán a buscarla? —inquiero.

—A eso de las ocho para llevarla al quirófano. Ella no debe tener ningún objeto en su cuerpecito. Una encargada de la ropa de hospital traerá la vestimenta con la debe ser ingresada al quirófano.

Le agradezco por la información, ella se retira luego de preguntar si no necesito nada más.

Con cuidado llevo a Hope al baño para lavarle los dientes, quitar las coletas de su cabeza.

Mi niña duerme una siesta en lo que llegan por ella y yo empiezo a mandar currículum en todos los lugares que han abierto prórrogas para los mismo, debo encontrar otro trabajo cuanto antes.

***

A las siete de la mañana Rodrigo y Travis se presentan en la habitación del hospital sin hacer ruido. Yo me he cambiado con algo de ropa.

—No pudiste dormir —concretan ambos al verme, soy rodeada por los brazos fuertes y musculosos de ambos.

—Se me hizo casi imposible —murmuro.

Dejan un combo de una cafetería en la pequeña mesa de la habitación.

—Hay dos sándwiches dentro, un buen jugo natural —informa Travis —. Debes comerlo todo, Shayna.

Me abstengo de decir que no tengo hambre, enfrascarme en una discusión con ambos va lejos del panorama, ellos se preocupan mucho por mí y lo agradezco.

Aunque en verdad siento mi estómago cerrado, muero de nervios por el drenaje a las corneas de Hope.

—Lo haré. —afirmo.

Rodrigo saca un dinero de su bolsillo, entregándomelo al abrir la palma de mi mano.

—Te dije que todos aportarían —recuerda, curvando la comisura de su labio —. Mil doscientos dólares.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora