Capítulo 5

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Agradezco que el doctor Clinton haya llamado para reservarnos una emergencia con Hope, porque apenas llegamos me la han ingresado a una sala, antes me pidieron que firme un permiso para anestesiarla, empezar así los procedimientos que deben realizarle.

Nerviosa es poco para lo que siento.

Agonía, desespero, dolor de madre, angustia. Solo tiene tres años, Hope debería estar en la guardería a punto de salir, para luego relatarme cómo fue su día de escuela, jugar un poco conmigo, almorzar, hacer sus deberes...todo menos estar en un hospital interna.

Busco el viejo celular que llevo.

Pienso a quién llamar, necesitaré ropa para mi hija, algunas cosas del aseo.

Me decido por enviarle un mensaje a Ivanna.

Sé que molesto, pero por un hijo una molesta mil veces.

Hola Ivanna, espero que estés bien. Por favor si puedes ir al albergue, decirle a una de las niñas más grandes de Tiffany que me arregle ropa cómoda para Hope y algunas cosas del aseo, te lo agradecería mucho. Hope está interna. Llamaré a Travis para que me traiga el bolso.

Le doy a enviar, espero pueda verlo pronto, debe estar en la panadería ocupada.

Camino de un lado a otro sin rumbo, mastico mi pulgar, el índice, uñas, tiro de mi cabello.

Me siento y tomo mucha agua para mantener la energía activa en mi cuerpo, médicos entran, salen por el mismo pasillo donde llevaron a Hope hace más de una hora y nada.

Me decido por tomar asiento.

Froto mis manos llena de ansiedad. En mi mente hablo con Dios, después de él, los médicos son los únicos que nos pueden ayudar.

Estoy liada de nervios y necesito que Dios me tranquilice, me de la fuerza para afrontar todo esto.

Mi mente vuela rápido, a una velocidad muy alta, asombrosa.

Tengo el impulso de entrar al internet para investigar sobre esa enfermedad de córneas, sin embargo, prefiero esperar, tener fe, confianza en Dios, escuchar a los médicos, muchas veces en internet hay cosas demás o exageradas.

Suficiente de torturas tengo con mi cerebro imaginando solo.

Aprovecho este momento sola para tener una conversación con el grande, el que está en el cielo y todo lo ve, fuerte y poderoso, tiene el control para cambiar el rumbo de las cosas.

Estás ahí arriba señor, conoces mi sufrimiento, conoces el sufrimiento de mi bebé, Hope, dejaré todo en tus manos, no me abandones, sé mi fuerza siempre...

Tengo una larga conversación con el señor.

Muchos perdemos la fe ante las adversidades, no deberíamos, he tomado todo lo que me ha pasado como una lección de vida, un aprendizaje.

A lo largo de este camino he cambiado tanto, si alguien de hace tres años me ve, no me reconocería no por lo físico, sino por como soy ahora, ser madre me ha cambiado para bien.

A pesar de sufrir hasta por el mínimo rasguño que se haga Hope, puedo decir de mi misma que soy una mujer fuerte. Aprendí a lamer mis heridas, convirtiéndolas en solo recuerdos.

Hope y su sonrisa, Hope y su inocencia, Hope, mi vida.

No necesito más.

Una hora más tarde ya estoy desesperada, caminando de lado a lado, comiéndome las uñas de nuevo, ¿Qué tanto tardan?

Hope debe estar hambrienta ya.

Justo cuando voy a preguntar, una camilla con Hope se proyecta en mi campo de visión.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora