Capítulo 27

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Escuchen la canción ❤️🦋

Un ajetreo grande el organizar todo en solo dos días, a pesar de lo apresurado, así como del momento que estoy pasando, sin estar con mi hija o saber de ella como me gustaría diario, debo admitir para mí misma que me doy el gusto de hacerlo como siempre quise e imaginé, yo fui una chica de sueños, así sea apresurado, pocos los invitados, quiero que sea especial tanto para Dante cómo para mí.

Él es especial, yo me lo merezco, ambos no los merecemos y solo estoy rogando que, por favor, no haya nada que impida este matrimonio en lo que doy unos toques a las columnas improvisadas del jardín con ayuda de Camille, Tiffany, Hannah, Merylin, Norah no puede perderse así, es la encargada de un albergue completo, pero estas mujeres con ya tenerlas a mi lado hacen todo más llevadero, sus consejos, además que tratan de aconsejarme a que deje la paranoia, aunque sea en estos días.

Si Dante pudo traerlas para que no esté sola, confío en él de que nada va a pasar.

Es todo tan minucioso, sencillo, delicado, pero no deja de ser elegante, el clima fresco le suma el ambiente sombrío, así como la madera, asientos, el lugar improvisado.

Tengo la presión encima de que debe verse bien sin que parezca todo apresurado como es en verdad. Nos van a evaluar hasta incluso lo que comemos, si tenemos perros o demás.

Por sólo costumbre imprimimos unas invitaciones, hay que seguir el protocolo, al verla en ese fondo blanco, letras cursivas, la fecha, hora, decoraciones doradas, junto con Dante rodeándome la cintura, tengo una única emoción la que no me minimiza el temblor de tanta conmoción.

Son bellísimas.

Un momento de felicidad el cual disfruto empinándome para susurrarle a Dante cuanto lo quiero, antes de tomar sus labios entre los míos en un beso cargado de emociones y sensaciones.

Elijo un vestido sencillo, pero no deja de ser bonito, junto con mis amigas somos guiadas en discreción hacia una tienda y en cuanto mis ojos se posan en él, sé que es el indicado.

Compramos cosas necesarias, mis damas de honor serán ellas, eligiendo los vestidos idénticos en tonos pasteles, un tono coral, zapatos, flores, dos días en los cuales no duermo con la expectativa, las noches las paso frente al móvil por si llaman con alguna noticia de Hope.

Sophie hace lo mejor que puede en contactarnos, sin embargo, mi hija no tiene tanta ilusión como de seguir siendo ella y es algo que me destroza.

Para cuando llega el sábado estoy despierta temprano, la memoria me ha jugado un mal sueño, Dante está muy dormido, los medicamentos son fuertes.

Levantándome busco la bata, atándola a mi cintura, junto con las pantuflas y el cabello desordenado, corro escalera a bajo, llamando la atención de Harold que ya está en pie recibiendo las bebidas de la ceremonia.

—¿Sucede algo, señora? —deja la caja que sostenía sobre el primer inmueble, siguiéndome hacia el jardín, corro con los pulmones en la garganta.

Me detengo analizándolo todo, sintiendo un vuelco en el pecho.

Todo está bien, Shayna, todo está intacto, nadie lo ha destruido.

Respiro, aliviada, doblándome en mi propio eje.

—Solo fue un mal sueño —susurro.

El mayordomo me ayuda a enderezarse, extiende la palma de su mano.

—Es natural por los nervios, señora, todo está en orden, nos encargamos de eso, usted relajase y prepárese para el desayuno, iré a despertar al señor.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora