Hay algo distinto en lo que trato de asimilar todo, aunque es casi imposible, duele mucho, una herida sumada a otras, sangrante, quema, arde, no se cierra, sin embargo, ese furor toma mis venas, se expande a través de cada terminación nerviosa, impregnándome de algo desconocido y lo que sé es que, comienzo a temer de mí misma.
¿Cuántas veces más van a lastimarme? Quiero que esto pare, imploro por un descanso, paz, porque caigan y de ellos no quede nada.
Lo que temía se hizo realidad, hirieron a unas de las personas que más me importan, no solo es un amigo, es un hermano, es un tío, es un padrino, el de Hope, así ella prefiera decirle más tío que padrino, es quien me protegía por las noches, muchas veces fue por mí al club, se sacó la comida de la boca para nosotras.
Rodrigo duele tanto.
—Hey, esposa, ¿Qué pasa?
Me perdí en tanto en dolor y odio que no medí quizá mis movimientos, Dante está soñoliento, a mi lado, sujetando mis manos en lo que ondea en mi mirada.
No puedo hablar, tengo un nudo muy grande en la garganta, voy a asfixiarme.
El móvil se me resbala de las manos, sigo en el piso contra la mesilla de noche, las lágrimas empañándome la vista, son tantas que el borde de la camiseta ya está húmeda.
He llorado tanto, mis lamentos son cada vez más, a un dolor le suman otro, a una pérdida una cercana, es golpe tras golpe, ¿Por qué?
—Rodrigo...—alcanzo a decir, tengo que hablar, tengo que levantarme y actuar, necesito hacer algo para que esto pare, a veces llegó a sentir que no soportaré otra arremetida —, le dieron tres puñaladas y lo dejaron frente a su casa, está muriendo, amor, mi hermano se va a morir y todo esto es mi culpa.
Me abraza contra su pecho, renegando una y mil veces en italiano de lo que quizá estoy diciendo o no entiendo, solo en sus brazos encuentro un poco de fortaleza.
—Mírame, escucha, todo va a estar bien —acuna mi rostro, que seque el resultado de tanto llanto es una tarea en vano, este se desborda sin miramientos —. Vamos a llevarlo al central, es el mejor hospital, buscaré a los mejores médicos, lo van a salvar, pero nada de esto es tu culpa, amada mía.
No lo creo, yo lo involucré en todo este asunto, en el primero que me apoyé, —cuando me quitaron a Hope la primera vez —, fue con él, conociéndolo, sabía que no me iba a dejar sola y haría lo que fuera porque me dieran a mi bebé, así se metiera en problemas.
E aquí las consecuencias de mis actos, lo fichó, no le bastó con jugar con la libertad de quién solo busca llevar el pan a su mesa y no le quedó otra alternativa, tuvo que mandarlo a atacar.
Dante hace todo él solo prácticamente, así se sienta mal, le hace una vez más de pilar para mí, vistiéndose llama a Letty para que se haga cargo de mi bebé.
Medio le explico cómo debe cuidarla, que el cachorro no se le separe, mi luz sigue dormida, se mueve con balbuceos inocentes y en lo que espero porque mi esposo termine de ultimar algunos detalles, observo a mi bebé, temiendo cada vez más por su seguridad, por ella, porque no sé de qué tanto son capaces de hacer solo porque...no tengo idea que les hice tan grande para ser merecedora de tanto.
Observo su carita inocente, por ella y los demás es que ya no puedo tener un corazón humano con el mundo, debo ser de hierro, debo golpear, deben temerme y respetar.
Beso su frente, abandonando la habitación de la mano de Dante, Sophie está en el pasillo con los ojos llorosos echándose la culpa de todo por igual, esta vez fue por mí, porque le llevo la contraria al más grande hijo de puta que he conocido, Thomas Murphy, primero me negué a ser su juguete de turno, me impulse sobre las decisiones en cuanto a mi hija, dándole la batalla por su custodia, logré traerla a casa, protegí a Sophie de algo tal vez mucho peor, me casé con Dante cuándo para Thomas una mísera prostituta como acostumbra a llamarme solo servía para calentarle la cama así ella no quisiera, no soporta que nadie tenga un paso delante de él, al reabrir el caso de Benjamín, esa maldad se ensanchó con nosotros.
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HOPE ©
Ficción General"Soñamos para tener esperanza. Dejar de soñar, bueno, eso es como decir que no se puede cambiar el destino" _ Amy Tan