Capítulo 18

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—¡Mami! ¿Te quedas?

Salgo del abrupto en el que estoy, Hope espera por mi, viendo por la ventanilla. Reacciono autónoma caminando hacia ella, no me queda de otra que fingir que no ha dicho nada, que solo fue una conversación normal, sin embargo, la mirada de Sophie dice todo lo contrario, ella sabe que no fue solo eso, pero se mantiene en silencio ante la orden que silenciosamente recibe de Diane.

Yo sé a lo que se refiere y me parece hasta gracioso que de tantas humillaciones y desprecios no tenga los suficientes huevos para quedarse en eso y dejarme de joder la vida como lo hace.

Quiere acostarse conmigo, eso lo tengo claro, ya entiendo el tanto escudriñarme, tantas miradas.

Cinismo no es una palabra suficiente para describir a alguien como Thomas, agradezco que esté a una distancia considerable de mí. Llevo a Hope sobre las piernas y en lo que ella habla con Sophie y su abuela de todo lo que se le ocurre, pierdo la mirada en todo lo que pasa a través de la ventanilla, viendo los autos pasar, las personas quedar atrás.

Así estoy yo, quedando por mucho detrás solo siendo un instrumento donde todos los hombres, bueno, más bien aquellos que están fuera del círculo donde vivo, quiere usarme como placer, solo eso.

Pensarlo abre más esa grieta que está justo desde el momento en el cual decidí entrar en la vida de prostitución y ahora que salgo sigue persiguiéndome a donde vaya.

Decido apagar el móvil con el número proyectado en la pantalla, desconocido y solo una persona llama así, Charlie, el sujeto que a pesar de todas las mentiras que Merylin y Hannah inventaron, insiste en verme, en que vuelva a costarme con él, insiste en que soy su puta, la favorita y las veces en las cuales respondí a sus llamadas se estaba masturbando.

Se obsesionó con mi cuerpo, no conmigo, sino con el silencio que perpetuo ante esos actos, se obsesionó con la idea de follarse a una mujer que literalmente lo deja hacer de todo. Tiene un trastorno que espero y esta vez no quede a mi suerte se aleje por completo de mí.

¿Cuándo seré feliz? ¿Alguna vez la suerte volteara a mi? ¿Dejaran de humillante como lo hacen? Quizá todo eso esté muy lejos de acontecer, no obstante, yo decidiré, debo tomar el control de las cosas, de nuestras vidas.

Se me escapa una lágrima que camuflo en el hombro de Hope, dándole un beso que es más bien con vergüenza y pena debo admitir para mí misma que solo busco un pretexto para limpiarla sin que al menos creo yo, se den cuenta lo tanto que me afecta el trato, afecta que quieran reducirme a cero.

Soy más que esto y lo voy a demostrar tarde o que temprano, mejor temprano.

El centro comercial más exclusivo de los Ángeles empieza a visualizarse, en cuanto abandonamos el interior de los vehículos, Diane se hace cargo de Hope y Thomas casi me arrastra a un laboratorio exclusivo donde apenas llega le abren el paso, el temor de Hope lo puedo escuchar de lejos como me llama, estamos dando un espectáculo del cual ese idiota luego se arrepentirá.

Zafándome de él, contengo las ganas de golpearlo en medio de todos, no me conviene que mi reputación se vea manchada a base de la violencia.

—Señor Murphy —una mujer de media estatura y uniforme de bioanalista recibe a Thomas casi de manera robótica —. Bienvenido.

Ella le extiende la mano cordial, la misma que Thomas deja extendida solo porque se le antoja hacerlo, no le interesa tener contacto al parecer con los normales.

—¿Ya está todo listo? —solo pregunta, volviendo a agarrarme del brazo en lo que soy guiada por los pasillos de aquel laboratorio, protegida todo el tiempo por los guardaespaldas que no dejan de intimidar a las personas yacientes en el lugar.

HOPE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora