Musa.

9: Scars To Your Beautiful.

Ésta es una canción que todxs deberían escuchar y sentir al menos una vez en sus vidas.

Al final está una laaarga nota de aclaración de todos los pasos de ballet que mencioné

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"Tú no tienes que cambiar nada, es el mundo el que debería cambiar su corazón."-Alessa Cara.

...

Charlotte conocía a Felix y a Minho como conoce el reflejo en el espejo, sabiendo perfectamente cuando las cosas estaban mal sin que tuvieran la necesidad de decírselo, tan sólo abriéndoles la oportunidad de hablar con ella si lo querían pero sin presionarlos para no hacerlos sentir incómodos.

Era por eso que no fue difícil notar la frustración de Minho durante la práctica, notando cómo parecía más distraído de lo normal y menos entusiasta; incluso, durante los ejercicios de calentamiento, Minho se atrasó más que el resto y gruñó de dolor en voz baja, tan sólo siendo audible para Charlotte.

No muchos veían bien que una mujer enseñara ballet masculino, incluso en la danza las mujeres a veces eran relegadas a dedicarse sólo a ellas como si no fueran capaces de enseñar a cualquiera, pero Charlotte no se quejaba porque los hombres la tenían aún más difícil que las mujeres cuando querían dedicarse al ballet, formando entre ellos su pequeña comunidad de apoyo donde luchaban contra los estereotipos y se apoyaban entre ellos.

Le parecía bizarro que la vida de los hombres en el ballet sea la vida cotidiana de una mujer.

—Espalda derecha, mentón alzado, brazo bien extendido—murmuraba dando vueltas por el pequeño estudio, corrigiendo la pose de varios de sus estudiantes—Ya deberían saberlo, ¿no es éste el último año?

Charlotte Plisetsky era letal, seria, su expresión fría y distante intimidaba a cualquiera, hace mucho que había perdido el acento pero aún las palabras sonaban raras cuando salían de ella, un poco más toscas, lo que hacía que los estudiantes evitaran mirarla a los ojos y sólo acataran sus órdenes con temor a ser reprendidos.

—Bien, ahora Grand plié—ordenó la profesora mientras se detenía en medio del aula.

Sus alumnos, los diez que tenía donde siete eran mujeres y tres hombres, ejecutaron el paso que les había pedido, siendo uno de los más básicos en el ballet pero uno de los más cansados, o al menos eso pensaba la mayoría en el aula, sintiendo que la espalda y las puntas se las abrían al ejecutar el movimiento.

Minho sólo apretó los labios, aferrándose con su mano a la barra de apoyo que estaba en toda una pared del pequeño estudio, evitando la mirada de Charlotte mientras sentía sus pies punzar en respuesta al movimiento, amenazando con abrirse donde ya lo habían hecho la noche anterior y comenzar a sangrar de nuevo.

Charlotte corrigió la posición de un par de sus compañeras, chasqueando la lengua al tener que hacerlo, haciendo que Minho suplicara mentalmente que terminara la posición.

—Incorpórense con lentitud—habló la profesora, mirándolos con ojos entrecerrados—Me temo que la mayoría de ustedes no está practicando correctamente, ¿Quizá no pasen la evaluación de noviembre? Ronds de jambe à terre—ordenó.

Minho agradeció que fueran movimientos básicos lo que les estuviera pidiendo, ignorando por completo que eso no era propio de Charlotte, que seguía el mismo sistema avanzado que manejaba en la academia en Rusia, pero Minho no iba a cuestionarla y era capaz de patear a cualquiera de sus compañeros si llegaban a quejarse al respecto.

Aquellos eran pasos que aprendió desde que era niño, ejecutarlos no requería sacrificio alguno, tan grabados a fuego en su memoria como lo estaba su nombre y fecha de nacimiento, ejecutándolos apenas terminaban de hablar.