34: Hold On.

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Voy a trabajar corrido la semana que viene así que he actualizado de una vez, wiii

Okay, okay, pero pregúntenme quién gano Kingdom, anda, pregúntenme, quienes son los reyes!! l._.l

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"Necesitas la conexión pero no puedes acercarte." -Justin Bieber.

...

Hyunjin se enamoró del baile viendo Triunfos Robados a la edad de 8 años en casa de su prima Yeji, donde ella quería ser porrista y Hyunjin sólo bailar.

Fue a clases de ballet junto con Yeji desde entonces, divirtiéndose, pero llorando mucho cuando los profesores lo regañaban al hacer algo mal, corrigiendo su postura con pellizcos, reduciendo sus dietas hasta que Hyunjin dejaba de comer por completo, preocupando a sus padres y a Felix ante lo cansado que se veía. Claramente, la adolescencia fue una autentica pesadilla, especialmente con sus compañeros metiéndose con ellos por el baile que hacían.

Sin embargo, lo que tanto dolor le trajo se convirtió en su ruta de escape, a la que recurría cuando sentía que tampoco podía ir con Felix o Minho. Algo que mantenía para él, su modo más sencillo de exteriorizar sus preocupaciones, sus tristezas y sus enojos. Bailar era su forma de decir el cómo se sentía, su terapia.

Así que no fue sorpresa haberse encerrado en uno de los pequeños estudios. Fue una osadía poder conseguir uno en domingo, pero no imposible; los pequeños estudios de practica debían ser apartados con algo de tiempo, llenando una forma y dejando una identificación para que te prestaran las llaves y el equipo que requirieras, especialmente sólo para tener una póliza donde te hacías completamente responsable de la instalación a falta de un docente. Si perdías las llaves o algo del estudio resultaba dañado mientras eras responsable, claramente iban a cobrarte.

Hyunjin logró conseguir uno realmente pequeño, sólo tenía una pared de espejo, el piso de madera, las paredes pintadas de un suave rosa mientras una banda de hierro cruzaba la habitación de un extremo a otro frente a la pared de espejo. La grabadora se encontraba en el rincón más alejado del pequeño estudio, cerca de la conexión de electricidad, las luces fluorescentes brillaban de forma incandescente y todo parecía reducirse a ese pequeño espacio.

Y en medio de aquel espacio, cubierto de sudor y con lágrimas no derramadas inundando sus ojos, tirado en el piso mientras su pecho subía y bajaba al ritmo de una acelerada respiración, se encontraba Hwang Hyunjin esperando sacar todo lo que le atormentaba en la cabeza; llevaba toda la mañana y parte de la tarde bailando, sus pies estaban al rojo vivo, cada musculo le dolía ante la idea de moverse, estaba tan caliente y pegajoso que se olvidaba que allá afuera era otoño.

Estaba a punto de romperse.

En su sesión semanal con el psicólogo, que eran los sábados o los domingos (dependía de la propia agenda de Hyunjin), hablaron sobre la situación con Seungmin, llegando a la conclusión de que se sentía herido porque se atrevió a ir un poco más allá de lo que normalmente iría. Su terapeuta le consoló, diciendo que no era su culpa y que tampoco era culpa de Seungmin. Volvieron a tratar el problema del alto sobre cómo priorizaba a los Lee sobre él mismo.

Hyunjin amaba a sus amigos, eso no estaba mal, pero era el cuento de nunca acabar el cómo los ponía por encima de él, condicionando sus amistades entorno a los Lee. Dependencia, le había llamado su terapeuta; Hyunjin estaba muy molesto con eso, odiando que redujeran su lazo con Felix a una simple palabra como dependencia, incluso se quejó al respecto, pero el terapeuta le regañó, mencionando amablemente que, si hubiera hablado de sí mismo con Seungmin en lugar de priorizar a los hermanos, entonces él habría cuidado sus palabras.

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