53: Arcade.

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Tadaaa, hoy si pude actualizar a tiempo, osi osi!!

en otras noticias...COMO QUE HAY CB EN NOVIEMBR CUANDO A MÍ AÚN NI ME LLEGA MI NOEASY!!!!!

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"Me asusta todo lo que soy, mi mente se siente como una tierra desconocida." -Duncan Laurence.

...

Seungmin estaba feliz de regresar a casa aunque fuera por unas semanas; feliz de ver su viejo vecindario, de pasar algo de tiempo con sus padres, de su vieja habitación. Estaba bien regresando, ¿saben por qué? Porque nada de eso le recordaba a Doyeon.

En el campus era demasiado fácil mencionar los lugares en los que había estado con Doyeon, encontrando significativa cada pequeña cosa que hicieron ahora que no estaban juntos. La extrañaba tanto que se la pasaba buscándola, esperando que ella mirara de vuelta cuando la veía en la multitud, deseando ser diferente para lograr corresponderla. Seungmin tuvo la culpa, no debió mentir, y no estaba enojado con Doyeon por irse, estaba enojado con él mismo por no ser como los demás.

Sin embargo, cuando estaba en casa eso parecía dejar de importar. Nunca les habló a sus padres de ella, (seguramente esa era una señal que no debió de tomar como normal), nunca la llevó a casa ni nada que se le pareciera. Ahí no había recuerdos de Doyeon, Seungmin no la extrañaría si veía un árbol o no la olería en sus sábanas, eso provocaba un poco de paz mental después de haber pasado noches enteras llorando.

No obstante, su habitación resultaba demasiado...silenciosa. No era la gran cosa, tenía el tamaño suficiente para no sentirse claustrofóbico, y tenía estanterías con sus premios cuando jugaba beisbol, libros que no llevó al campus, algunos juguetes de los que no quiso deshacerse y fotos de sus viajes. Todo parecía estar tal y como lo dejó en verano, pero estaba tan silencioso que ponía de los nervios a Seungmin, mirando hacia el otro lado, esperando encontrar una cabellera rubia quejándose de algo.

Conforme pasaba tiempo con él, Seungmin comenzaba a pensar más en Hyunjin cuando éste no estaba, preguntándose lo que diría en la situación que se desarrollaba. Hyunjin y él se habían vuelto cercanos, el corazón de Seungmin se hinchaba cuando recuerda sus brazos a su alrededor en un intento de controlar sus sollozos, evitar que se rompiera.

Hoy era su quinta noche desde que volvió a casa y estaba mirando fijamente su escritorio, esperando que, por arte de magia, se convirtiera en una litera y Hyunjin lo estuviera mirando con una sonrisa. Comenzaba a acostumbrarse demasiado a él, sintiendo extraño dormir solo después de meses con un compañero, o semanas con él usado de almohada.

No extrañaba a Doyeon, simplemente se sentía demasiado solitario en ese momento.

Se levantó de la cama, revolviéndose el cabello, tomando sus gafas de la mesilla de noche para ver la hora; parecía surrealista levantarse a las tres de la mañana por no poder dormir cuando, usualmente, a esa hora se está durmiendo durante clases. Sus pies se balancearon en el borde del colchón, sus ojos acostumbrándose a la escasa iluminación.

Extendió la mano, palmeando la superficie hasta dar con su celular; una parte de él esperaba encontrar un mensaje, el mismo mensaje que esperaba desde hace semanas, pero su bandeja de entrada estaba vacía. Suspiró, atreviéndose a salir de la cama, quizá un vaso de leche pudiera ayudarle.

Se estremeció cuando el frío del suelo atravesó la tela de sus calcetines, tirando de las mangas de la sudadera que usaba para dormir, esperando calentarse en el transcurso de su habitación a la cocina.

La única iluminación que había en la casa a semejantes horas era la de las luces del árbol navideño; colores intermitentes que prendían y apagaban. Cuando Seungmin era pequeño, ver las luces le causaba fascinación, consolaban su solitaria infancia, le hacía sentir bien consigo mismo. Suponía que era algo que venía con la navidad; a veces se encontraba extrañando a su hermana.

Musa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora