12: Nurse's Office.

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Otra canción de Melanie Martinez porque...why not?

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"Así que estoy fingiendo todo esto para que así me saquen de aquí. Llévenme a casa."-Melanie Martinez.

...

— ¿Cómo es que están tan mal de un día para otro?—gruñó Conan detrás de su mascarilla mientras revisaba el termómetro de Changbin.

Los dos menores estaban terriblemente enfermos, resfriados, echados en la cama envueltos en miles de cobijas mientras estornudaban y se quejaban del frío resultando un tanto más molestos que de costumbre, deseosos por ser atendidos como bebés y buscando mimos en cada oportunidad.

Chan había ido a despertarlos antes de ir al trabajo cuando ninguno hizo sonido de pelearse el baño o el espejo, encontrándolos envueltos en sus mantas con el rostro cubierto de sudor, amarillento y lo que parecían mocos secos en su nariz haciendo que el mayor suspirara y llamara a Conan.

No se habían enfermado de la noche a la mañana, era algo demasiado obvio, pero el par de enfermos sabían que iban a ser regañados cuando le dijeran a Chan que habían salido con el cabello mojado a primera hora de la mañana donde el clima ya susurraba otoño allá a donde miraras.

Había comenzado con una tos ligera a principios de semana, le siguió algunos estornudos que le atribuyeron al smog, luego llegaron los dolores de cabeza y el cuerpo cortado sentenciando que era por las clases.

Y ahí estaban los dos, ardiendo en fiebre sin la fuerza suficiente para salir de la cama en pleno viernes.

—La temperatura bajó—susurró el chico de ojos azules—Al menos siéntense, no pueden quedarse hechos un capullo de mantas, tienen que comer.

—Eso requiere esfuerzo—gruñó Changbin con la voz enronquecida, sonando un tanto nasal, más que de costumbre—Me duele todo.

—Tienes que comer, Binnie—regañó Conan, sonando lo suficiente maternal como para recordarle a su madre—Si no comes, la medicina no hará efecto y seguirás enfermo y entonces Channie se va a enojar conmigo—masculló, acercándole el plato de sopa que había dejado en el escritorio—Ni se te ocurra hacerte el dormido, Jisung, no has comido nada desde ayer.

Jisung se abstuvo de corregirlo y aclarar que, en realidad, no comía nada desde la tarde del miércoles, pero que estuviera en su posible lecho de muerte no significaba que quisiera morir a manos de Conan.

Enfermarse y poder tener una excusa para quedarse en cama le había venido como anillo al dedo, gustoso de dejarse consumir por la enfermedad si así evitaba Antropología del Arte y su trabajo en Lotus, donde tal parece que su desgracia acostumbra a ir más de lo que hacía antes.

Quedarse en casa sonaba más seguro antes de volver a ser una calamidad ante Lee Minho.

Jisung no era cobarde, desde luego que no, él podía subir al edificio más alto sin problema, al menos sin asomarse mucho al borde, así que eso decía que no era cobarde. Sólo era sabio, sabía que batallas estaban perdidas mucho antes de iniciarlas y no era partidario de morir en el campo de batalla, prefería pelear otras guerras que valieran la pena.

Entonces ¿por qué estaba tan deprimido? No lo sabía, quizá sólo era Jisung siendo Jisung, nada nuevo en realidad. Un momento podía estar riendo y saltando por el mundo y al siguiente se pintaba del más triste de los azules deseando escapar.

Era por eso que pintó su cabello de azul.

Si era honesto, no se sentía tan mal como Changbin se veía, quizá lo suficiente mejor como para moverse a la sala, pero la sensación aplastante que lo mantenía en la cama era superior a cualquier fuerza de voluntad que Jisung pudiera tener; sentía que era más fácil pretender que estaba terriblemente enfermo para quedarse en cama un tiempo más.

Musa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora