Musa.

6: Call My Friends

"Sentirme tan lejos cuando quiero estar más cerca. Debería llamar a mis amigos e ir a drogarme, necesito unas vacaciones de mi mente."-Shawn Mendes.

...

A veces la casa resultaba demasiado grande y vacía cuando Minho se encontraba en ella, lo que provocaba que se sintiera un poco angustiado sin saber muy bien cómo manejar el tiempo que tenía; días donde Charlotte aún no terminaba su turno en el campus y Felix hacía planes con Hyunjin, días donde Minho volvía a casa completamente solo y dedicaba a pasar tiempo con sus gatos.

Minho no tenía un mejor amigo que no fuera Felix y realmente se sentía patético al decirlo ya que era su hermano; claro que no siempre fue así, hubo un tiempo donde él también tenía a alguien al igual que Felix tiene a Hyunjin, pero de eso hace mucho y no le gustaba pensar en ello, su tiempo no merecía ser desperdiciado de esa manera.

Tenía amigos, claro que sí, amigos con los que podía salir de vez en cuando pero que se encontraba declinando sus invitaciones por la tarea, por practicar una hora más o simplemente porque ya tenía planes con Felix. Sin embargo, ellos ya parecían estar acostumbrados a sus ausencias y aún así seguían invitándolo por cortesía.

Pero no tenía a un Hyunjin y eso lo hacía sentir, en ocasiones, solitario; no tenía a nadie a quien llamar cuando sólo quería pasar el rato, no tenía con quién desvelarse cuando su hermano estaba ocupado o con quien ir a quejarse del desastre que podría ser Felix en sus ordenadas vidas. Minho tampoco intentó buscarlo, aprendió de sus errores y sabía que nadie iba a entenderlo, si pasó una vez entonces podría pasar de nuevo y no volvería a equivocarse de esa manera.

Las personas no entendían a Minho, para el mundo entero sólo era otro bailarín arrogante, déspota y apático que no se interesaba por nada ni nadie salvo el baile y ser el mejor; para todos los que conocía, Minho era un estirado amargado, vaya que sus compañeros hacían bromas sobre cómo tenía el alma de un señor de 60 años en un cuerpo caliente de 23 y él se reía, porque no quedaba de otra, porque aunque le molestara no quería ser la persona amargada que todos creían que era.

Charlotte le enseñó a tener seguridad en sí mismo, le instruyó para que no dejara que nada ni nadie le hiciera sentir inferior, que si ellos no sabían nada de él entonces no tenían derecho a decirle nada; sí, Minho podría tener lo que denominan un alma vieja pero ellos no tenían su vida, ellos no se sentían felices con llegar a casa y ver a sus gatos en lugar de rostros desconocidos, ellos no amaban bailar como lo hacía Minho...o al menos eso creía él, llevaba tanto tiempo en el ballet que ya no sabía si lo hacía por amor o costumbre.

— ¿Tú que dices?—preguntó Minho a Dori, que estaba dormida en su regazo mientras Soonie y Doongie jugueteaban en el suelo— ¿Mi vida es tan aburrida como dice Hyunjin?

Dori lo miró con ojos somnolientos, maullando en respuesta antes de restregar la cabeza contra el vientre de Minho, ronroneando cuando el humano le acarició la cabeza con sus manos.

—Supongo que no lo es tanto—Minho sonrió al mirar a la gatita sintiendo en su corazón calidez—Estar solo no es nada nuevo—susurró por lo bajo.

Estaba acorrucado en un sofá mirando fijamente hacia la ventana; música clásica sonaba por los altavoces de la casa, la mesilla de noche en la sala estaba cubierta de hojas, cuadernos y la laptop del chico en señal que había estado adelantando a la tarea; había terminado de practicar hace rato así que sólo estaba envuelto en una sudadera y calcetas altas, de esas que parecen guantes para los pies y que a Minho le encantaban porque eran divertidas.

El exterior estaba coloreado de un suave gris perla propio de otoño, los árboles cercanos a la vivienda ya estaban coloreados de borgoña y las hojas iban cayendo para morir entre la hojarasca que tía Charlotte les haría barrer el fin de semana. Era difícil saber si hacía demasiado frío desde el cálido interior de su hogar y Minho no quería averiguarlo.