55: Snowman.

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Lamento mucho la demora!!! He estado muy cansada (física y emocionalmente) pero espero que el capítulo lo compense, de verdad que está bonito ;-;

Ayno, apenas será halloween y yo ya ando bien navideña jajajsjs

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

"Quiero que sepas que yo nunca voy a dejarte." -Sia.

...

Hyunjin amaba demasiado el invierno, o algo así. No le gustaba caminar bajo la nieve, pero encontraba un poco de atractivo en hacerlo cuando el clima se volvía más soportable, como esos días de invierno donde el sol brillaba en lo alto y podías recibir el calor como si fueras una planta.

Aquel era uno de esos días, así que después de estar en casa rodeado de lo que parecían cientos de familiares, logró ponerle la correa a Kkami y se encaminó por el vecindario en dirección a un café de perros que había cerca, su favorito desde que puede recordar. Hacer salir a Kkami de la casa había sido toda una odisea, quejándose sobre caminar por el pavimento debido a lo frío que estaba, así que Hyunjin lo llevaba en brazos.

Estaba de mejor humor que hace días, principalmente porque Felix había regresado, habiendo salido el día anterior para ponerse al corriente y que le diera todos esos chocolates que le traía de Rusia cada vez que iba, algo así como una recompensa después de las horribles semanas que había sufrido durante las evaluaciones. Tenerlo con él de vuelta hacía que la ansiedad de Hyunjin disminuyera notablemente, incluso si no estaba a su lado en ese momento.

Sin embargo, la habitación de Hyunjin se sentía demasiado silenciosa y espaciosa, en más de una ocasión se encontró a sí mismo abrazando con fuerza la almohada mientras se tiraba en el piso, contemplando un techo sin estrellas brillantes. Hyunjin siempre fue solitario, en casa bastaba Kkami para consolarlo, así que no entendía por qué de pronto se sentía más solo que de costumbre, sin poder dormir a no ser que se abrazara con fuerza a una almohada.

Cuando casi llegaba al café decidió bajar a Kkami, que parecía más tranquilo con la idea de caminar hacia la cafetería, como si supiera que no faltaba mucho y era lo mínimo que podía hacer después de que Hyunjin le cargara todo el camino, asegurándose de mantenerlo de lado de la pared y justo a su costado.

Frente a él, un chico de enorme abrigo blanco con un gorro de lana parecía dirigirse a la misma puerta que Hyunjin, haciendo que el rubio se detuviera un segundo, antes de sonreír abiertamente bajo la bufanda.

— ¡Minnie!

Su grito hizo ladrar a Kkami y sobresaltó al chico, deteniéndolo en el acto y mirando en su dirección; aquel par de ojos de cachorro resultaban demasiado familiares ahora, el consuelo que Hyunjin se encontraba buscando sin parar cada noche desde que llegó a casa, esperando encontrarlos brillando en la oscuridad desde el otro lado de la habitación.

Nunca imaginó que iba a extrañar tanto a su compañero de cuarto después de quejarse de él durante meses.

— ¿Hyunjin? —saludó incrédulo Seungmin mientras el rubio alto se apresuraba a alcanzarlo, con Kkami siguiéndole de cerca— ¿Qué haces aquí?

—Vivo cerca así que decidí traer a—aclaró, siendo coreado por el perro— ¿Tú qué haces aquí?

Seungmin no habló en seguida, sus ojos brillando cuando se toparon con la bola peluda que estaba pegada a los pies de Hyunjin; siempre quiso un perro, le gustaban demasiado, pero su hermana era alérgica al pelaje así que se vio imposible conseguir uno; cuando ella se mudó, Seungmin ya no se sentía con la capacidad de tener uno, especialmente cuando entraría pronto a la universidad y no podría llevarlo consigo.

Musa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora