EL MUEBLE PESADO pte1

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La arquitectura es preciosa

es como una prosa hermosa

y esconde secretos

que la vuelven misteriosa

Pasadizos secretos

hallan los que en encierro

trabajan con esmero

pasadizos olvidados en el tiempo

o quizás... ocupados en algún momento.

-AAAAAH VAMOS... UN POCO MÁS...- en un extraño escenario se encontraban Mel, Cris y Elías.

La morena había salido a pedirles ayuda antes de que se fueran del colegio, eran más o menos las cuatro del viernes, quería cambiar de lugar unos muebles de la sala de artes que se veían mal, pero cuando intentó mover una estantería no pudo, estaba demasiado pesado. Intentaron moverlo empujando entre los tres, pero fue inútil, no se movió ni un centímetro.

-Esto es ridículo- dijo la chica sentándose en el suelo derrotada- esa cosa no se movería ni con el del 2010*.

-Y pensabas mover eso sola- se burló cansado el más moreno.

-En mi defensa, no se veía pesado- continuó riendo- Eli, descansa un rato, esa cosa no se mueve, dudo que mirándola lo consigas.

-¿No creen que este mueble es extraño?- preguntó sin dejar de mirarlo.

-¿De qué hablas?- había ganado la atención de los latinos.

-Mel mira esto, te manejas un poco en carpintería ¿no?- la chica tomó su mano y se levantó.

-Algo, pero eso no es madera.

-Exacto ¿por qué pondrían un mueble de madera artificial en una sala de artes? y que encima no se mueve para nada, además, mira ese agujero, está como del porte...

-De un micro lector de huella digital...- lo interrumpió la pelinegra intrigada.

-Alto alto alto ¿insinúan que hay una razón para tener cuartos secretos en el colegio?- el más alto estaba agotado, le parecía todo una tontería- por favor siéntense y descansen.

-No se me hace normal... deberíamos ver cuanto espacio es desde afuera- el mayor salió a paso rápido al pasillo intentando medir el espacio entre las ventanas de los salones.

-Los salones se dividen por paredes de al menos medio metro, para no interrumpir en los otros salones, en el caso de los salones de nuestro edificio es un poco más, por los de música- el más pálido la miró sorprendido- ¿No pensabas que le pondría atención a la estructura de semejante edificio? pfff creí que me conocías- inquirió sarcastica y sonriendo.

-No pensé que me siguieras preciosa, no que no le pusieras atención a las paredes- le respondió con ternura recibiendo de respuesta un sonrojo.

Pasaron mirando unos minutos hasta que notaron que había demasiado espacio entre ambos salones, midieron aproximadamente dos metros, es decir que cabía perfectamente una persona entre ambas si cada lado medía 50 cm, ya que aún quedaría más o menos un metro para pasar, aunque no pudieran hacer mucho adentro.

-Jóvenes- oyeron una voz a sus espaldas y se voltearon sobresaltados- ¿qué hacen aún aquí? usted no tiene nada que ver con el club de artes jóven- el director los miraba con su cara rechoncha y sus ojos casi inexistentes de apretados en su rostro. Usaba un traje que lo hacía ver increíblemente apretado aparte de que el color no le quedaba para nada.

-Señor director- saludó la morena moviendo la cabeza un poco hacia abajo- yo le pedí a él y a otro compañero ayuda, estaba remodelando un poco el salón para despedir a mis alumnos este semestre.

-¿Y su otro compañero?- preguntó acercando su rostro al de la chica quien reaccionó con una pequeña mueca de asco.

-Dentro, descansado- dijo caminando hacia la sala para alejarse del rostro regordete- Cris- lo llamó y tras ella entró el director haciendo que el moreno se pusiera de pie como un rayo.

-Señor... buenas tardes.

-¿Se puede saber qué intentaban hacer con el salón?- inquirió mientras caminaba en dirección al chico del fondo.

-Intentábamos despejar un poco todo el centro posicionando los muebles en las esquinas para poder hacer una dinámica diferente- la morena se había pegado con la espalda en el pizarrón, en la zona donde estaba la palanca para oscurecer las ventanas.

-Entiendo, tu... club nunca me ha gustado, es demasiado libre, muy pocas reglas, les meten en la cabeza que no hay errores- comentó en tono despectivo mientras caminaba en dirección al pesado mueble y miraba detenidamente el agujero que habían estado mirando antes los chicos.

-El arte es libre, los únicos errores que tiene una obra los elige el artista, y no es que no hayan reglas, es que las reglas existen para que cada persona descubra sus propias reglas, el arte...

-No recuerdo haberte preguntado- la interrumpió mal humorado y volteó para ver una mirada firme pegada a sus ojos- señorita, eres desafiante- se estaba acercando lentamente a ella- crees que las reglas existen para crear nuevas- estaba de frente a ella, medían casi lo mismo- que pensamiento tan vulgar, digno de tu gente.

Roja de ira la pelinegra se mordió la lengua, el director siempre fue un mal educado, desde que era vice director se comportaba como si los estadounidenses fueran superiores y como si las ciencias y las matemáticas fueran lo único que hicieran a los alumnos. No pudo más.

-Disculpe, pero yo tampoco le pregunté su opinión de mi club- el hombre enrojeció de enojo también.

-Mocosa sin respeto ¡insolente! ¡aprende tu lugar!- levantó la mano con el impulso de golpearla pero la chica no se movió ni le bajó la mirada.

MaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora