Maia

Pijamada (49)

Canciones de amor

momentos de tensión

aires de terror

intentan cuidarte corazón.

Libre el aire vuela

con tu mente llega

a un lugar a penas

resuena en tu alma la condena

pero el aire nunca se quema

no temo a la llama de la hoguera.

Libre como el aire mi voz ya resuena

vivo la vida en un baile que tensa la escena

mis manos dirigen tus manos

mi aire depende de ti

tus labios como unos extraños

me invitan al baile al salir de aquí.

Libre el aire vuela

libre pasa la condena

libre mi alma resuena

libre mi amor tu cabellera.

Libre deseas tu vuelo

libre en el alto cielo

fuertes manos apagan tu vuelo

sujetanse a tu cuerpo con miedo

temen tu caída desde el alto cielo.

La pijamada era esa noche, Melisa había conseguido a duras penas convencerme para que dejara la calefacción de la casa como estaba para que se secara su pintura aterradora, cuando llegamos Mateo que ya estaba ahí llamó a Sofi a un rincón para hablarle de algo que el resto no pudo escuchar, pero parecía haberla preocupado bastante, quité mi mente de la parejita y la dirigí a la chica castaña que se acercaba timidamente hasta mi.

-¿Qué pasa Christi?- pregunté tranquila, imagino que aún no me ha perdonado después de todo.

-Quería disculparme por lo que dije de ti- levantó la mirada- te dije cosas horribles y has demostrado ser de más confianza de lo que creíamos-... ¿gracias? obviamente no podía responderle así de sarcástica.

-No te preocupes, sin rencores- fue la frase mas cliché que se me ocurrió decir, ni que la hubiera escrito Melisa, sentí su mirada perforarme como si hubiera leído mi pensamiento y sonreí por la idea intentando disimular.

-De hecho te armamos un regalo con la Sofi y el Cris, ya sabes, para disculparnos los tres juntos- esto estaba un poco raro, sacó un bulto extraño envuelto en un papel delgado, como naranjo grisaseo con una cinta verde, pensé enseguida en el otoño, mi estación favorita, lo tomé un poco tímida y seguí sus señas para abrirlo.