¿Cómo se puede amar?
no es algo fácil de explicar,
pues se debe apoyar,
y se debe escuchar,
con atención y no falsa pasión,
quizás eso sea el amor...
Llegaron al primer baño, entró Mel a revisar, no estaba ahí y corrieron al baño más lejano que daba con la entrada al ala sur y de frente con las escaleras de la zona de estudio. En el camino las piernas de la pelinegra ya no respondieron y cayó de rodillas respirando con dificultad con una mano en su pecho y la otra en el suelo, el cabello le cubría el rostro mientras los demás se voltearon a verla y pararon.
-¿¡Qué están haciendo!?- les gritó- ¡Vayan a buscarla, lo que menos tenemos es tiempo!
Andrés y Mateo siguieron corriendo y Elías se volteó a acompañarla, se puso de cuclillas en el suelo y le acarició la cabeza con dulzura, sin decir una palabra.
-Nunca me haces ni el más mínimo caso- articuló aún entre jadeos riendo débilmente.
-Porque sé que en este caso soy más útil aquí- su sonrisa tan tranquila y natural realmente calmaba a la morena quien estaba bastante molesta con ella misma
-Las piernas me tiemblan...- dijo con la voz casi quebrada- soy una vergüenza, ni siquiera soy capaz de correr por mi mejor amiga- se le escapó una lágrima y con ira empezó a golpearse los brazos- vamos, funcionen piernas, maldita sea ¿para qué sirven entonces?
El más alto le sujetó los puños con cuidado y la abrazó un poco.
-No te hagas daño, recuerda lo que me prometiste, ya no te dañarías más- le levantó el rostro con cuidado y secó sus ojos- mira, aquí me tienes a mi.
-¿Por qué nunca te cansas de mi? soy realmente una inútil violenta- le espetó molesta aún.
-Sujétate- le dijo el más alto dándole la espalda, la levantó desde las piernas sentandola en su espalda sorprendiendo a la chica que se sujetó de su cuello- yo te llevo, pero no te vuelvas a llamar inútil, porque no lo eres- esta vez era él quien se estaba molestando, pero nunca le hubiera hablado mal, solo intentaba abordar las cosas de otro ángulo.
El rostro de la menor se encendió al instante de un rojo acalorado.
-Nunca voy a cansarme de decirlo- habló pausado Elías mientras empezaba a trotar- cuando te hagas daño piensa en que no te lo haces a ti...
-Sino que también te hiero a ti, lo sé, lo siento- hizo una pequeña mueca de molestia y luego rió bajo- y yo nunca voy a cansarme de decirlo- repitió para asemejar una burla- que no me arrepiento de decidir amarte- terminó diciendo con el rostro escondido en el blanquecino cuello del chico.
-Si, tampoco yo me arrepiento- le correspondió acariciándole la cabeza con la suya propia mientras sonreía tranquilo, aún cuando estaba algo cansado.
Corrió unos minutos y llegaron a la puerta del baño, estaba cerrada y los dos chicos estaban intentando abrirla, pero nada, no podían.
-Llegamos- habló el mayor y bajó a Mel de su espalda con cuidado- ¿Estás bien?- preguntó mientras movía el cuello, después de todo tampoco estaba muy familiarizado con el ejercicio.
-...Sí...- respondió la menor con la cara roja "¿cómo se supone que esté bien si medio mundo me vió subida a tu espalda, que vergüenza"
El más alto sonrió entretenido, pues conocía esa expresión y no le costaba para nada aceptar que adoraba verla, sin importar el momento.
Quizás el amor no sea lo que cada uno desea,
pero una idea tengo que es verdadera,
el dolor puede ser fuerte,
sin embargo lo es más el amor,
cuando este se comparte,
de portador a portador.

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Maia
Romance(historia en constante edición) Sofía es una chica muy alegre y radiante, todo su brillo se apaga gracias a su primer novio que era un cretino, Matías. Ella tiene amigos muy cercanos, su mejor amiga Melisa, su mejor amigo Andrés, y luego venían Mate...